La Serie de Caribe del futuro

La Serie del Caribe que está por disputarse en Panamá es un adelanto de lo que le espera a la competición en el futuro inmediato.

Se trata de un anticipo no deseado. Las ligas que integran la Confederación del Caribe votaron por la expansión a partir de 2020, y la mudanza de Barquisimeto a la capital canaleña ha sido traumática, por ocurrir en medio de la severa crisis social, política y económica que abruma a millones de venezolanos.

Es insoslayable el corazón roto de muchos larenses, que ansiaban tener en el torneo regional una pausa en medio de la tragedia cotidiana, o que esperaban encontrar en la cita un modo transitorio de llevar el pan a casa por una semana más.

Superado irremediablemente ese capítulo, queda ahora un Clásico de Febrero que por primera vez contará con seis países participantes, lo que estaba previsto para la edición que el año próximo se llevará a cabo en Borinquen.

La reunión de agosto con los clubes afiliados a la Confederación trazó una hoja de ruta para permitir la entrada de Nicaragua, Colombia y Panamá a la organización. Es una vieja aspiración de esos circuitos, que en principio iban a eliminarse entre sí para definir al sexto participante de 2020, aunque se ha hablado también de darle el ticket entonces a quien resulte ganador de la Serie Latinoamericana.

Esta última justa actualmente disputa su sexta edición con los campeones de esas tres naciones, más dos elencos mexicanos y el campeón de argentina.

Mucho de lo que sucederá dentro de 12 meses tendrá que ver con esta prueba que, a marchas forzadas, se está organizando en el estadio nacional Rod Carew.

En agosto, de hecho, había dudas en cuanto a cómo eliminar a los seis clubes. Una opción era que jugaran todos contra todos, sacando luego a dos finalistas. Se parece mucho a uno de los formatos anteriores de la Serie del Caribe. Otra, que resultó la elegida en esta oportunidad, era dividirlos en grupos de tres y hacerlos jugar a doble vuelta, sin cruces, para que luego se enfrenten en la final los dos vencedores de cada llave.

Este sistema de competición tiene una ventaja: permite jugar en una sola sede, manteniendo jornadas con un duelo vespertino y otro nocturno. Una de las preocupaciones con la expansión está en la eventual necesidad de organizar el torneo simultáneamente en dos ciudades, algo que no dejó buen sabor, en términos de logística, cuando se hizo en 2006 en Maracay y Valencia.

El comisionado Juan Francisco Puello Herrera ya adelantó que la Serie del Caribe dejará de ser una cita de equipos, para convertirse oficialmente en una de países. Esto, que posiblemente también sea oficial en 2020, busca facilitar el mercadeo, venta de imagen y derechos de transmisión.

El Clásico de Febrero goza actualmente de buena salud, gracias al formato estrenado con el ingreso de Cuba en calidad de invitado, en 2010, junto con la consecución de patrocinadores y el entusiasmo de México, que sigue siendo sostén de la reunión (Venezuela también lo era, antes de esta atroz crisis). Pero la expansión, que comienza un año antes de lo esperado, posiblemente va a contribuir a consolidar una nueva etapa, empujando hacia arriba, de paso, el nivel competitivo en esas ligas que se suman, que estarán obligadas ahora a mejorar, para no deslucir.

El Emergente,Ignacio Serrano (Tomado de el diario El Nacional )