La Procesión de la Divina Pastora es la segunda peregrinación más grande del mundo

Es el amanecer del 14 de enero. No  importa el año, lleva más de siglo y medio igual. El único cambio ha sido, con el pasar de los años, la cantidad de gente y la nueva topografía urbana de la ruta entre Santa Rosa y Barquisimeto. 

Inalterable, el amanecer amarillo y rojo despierta la capital musical de Venezuela. No puede ser de otro modo: Barquisimeto ofrenda música a su patrona, la Divina Pastora, que se prepara para su fiesta anual en la que camina sobre los hombros de sus servidores, por siete kilómetros y medio, regando el aire de bendiciones, devoción y fe.

Fe a raudales porque la procesión de la Divina Pastora, en la que comienza su visita a las parroquias del área urbana de la capital de Lara, está considerada como la segunda procesión más nutrida de América, después de la de la Virgen de Guadalupe, en México.

“Es como una fuerza… No sé cómo explicarlo. Es algo que te arropa. La primera vez que fui fue en 1987. He vuelto cinco veces más. En 2005 fui, y tenía un problema en una rodilla. Imaginaba que no iba a poder caminar todo pero ¡qué va! Hice la ruta completa”, contó, hace un par de años, Luisa Espinoza, una cabimera devota desde que estudiaba en la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado.

Antes de salir de Santa Rosa, los cultores de Lara hacen un homenaje musical a la Virgen que va, envuelta en una caja de cristal, ataviada con uno de sus lujosos vestidos que cambia, año a año. Las ovejas, el cayado, el sombrero… Esos elementos los vio, cuenta la historia, Fray Isidora en 1703, en Sevilla. En sueños, la Virgen se le apareció así… En un ambiente natural y pastoril.

La parroquia encargó a la Inmaculada pero, por sagrada confusión, llegó la Pastora. El sacerdote pidió a unos indios llevarla a su destino original pero, se puso tan pesada, que nadie pudo moverla. Desde allí se adueñó de la fe de los barquisimetanos.

En la llamada Colina del Viento, justo  a 7,5 kilómetros al este de Santa Rosa se levanta el Manto de María,  modernísima obra cinética de la Divina Pastora que vigila sobre el este de Barquisimeto. Es el monumento dedicado a la Madre de Jesús más grande del mundo, con 62 metros de altura.

Fue diseñado por los arquitectos Orlando Perdomo, Rafael Vargas y Jorge Rodríguez. Inaugurado en 2016, se ha convertido en uno de los símbolos de la ciudad. Con un ancho de 23,3 metros y  47,14 metros de altura, la imagen está compuesta por 522 líneas de tubulares, y alumbrada por luminarias tipo metal Halide. Unos 13.318 metros de tubos de aluminio y 28 mil metros de guayas  la conforman.

Sacudidos por una epidemia de cólera, el padre Macario Yépez convocó a una rogativa con la Divina Pastora y el Nazareno el 14 de enero de 1856. “Qué sea yo la última víctima del cólera”, rogó. Con su muerte, en julio de ese año, la epidemia se erradicó. Fue el primer milagro documentado de la Divina Pastora.

Información: Panorama