La maestra Nelly Francisca de Domínguez fue llamada por Dios para dar clases en el cielo

A vísperas de celebrar las “Bodas de Esmeralda” con su amado esposo, Alberto Domínguez, el señor la convocó. Ahora en el cielo seguirá enseñando lo aprendido en la vida, como gran forjadora de varias generaciones, y es que la jubilación nunca estuvo en sus planes y menos ahora que emprende vuelo para seguir activa al lado del señor.

Nelly Francisca nació un cuatro de junio del año 1943, cuando las calles de Barquisimeto eran de tierras polvorientas, y en su caminar hacia el colegio donde estuvo más de 38 años, dejaba huellas imborrables como el mismo amor que les brindó a sus seis hijos.

Siempre elegante para dictar cátedra en el colegio Miguel Romero Antoni

“Mi madre siempre fue una maestra abnegada, que en más 50 años de docencia solo tuvo reposo cuando le toco parir a cada hijo. Su fuerte carácter no le impedía enseñar a sus alumnos con alegría, por eso la quieren mucho en las comunidades que rodean el colegio Miguel Romero Antoni ubicado al oeste de Barquisimeto”, recordaba entre el dolor y la resignación su hijo Alberto Domínguez.

La gran maestra, amiga, extraordinaria madre y sobre todo un gran ser humano, tiene en su esposo el mejor aliado para mantener vivo los recuerdos de quien luchó hasta el último aliento contra una enfermedad, cual emboscada, que este miércoles 19 de diciembre le arrebató la vida.

La maestra Nelly compartió 55 años años al lado de su esposo Alberto Dominguez

“Hoy estamos celebrando 55 años de casados, y en tanto tiempo tuvimos los “encontronazos” propios de una pareja, pero más pudo el amor y la confianza para mantenernos unidos siempre al lado de nuestros hijos”, expresó con lagrimas en los ojos Alberto Domínguez, esposo de la Maestra Nelly.

Dar clases en primer grado fue para ella una promesa de vida. Enseñar a niños sus primeros conocimientos y formarlos para ser hombres y mujeres de bien, era su gran apostolado. Pero nunca se conformó y avanzó profesionalmente como maestra normalista, profesora con Magister, y aun activa hasta sus últimos días, ocupaba el cargo de supervisora. La palabra jubilación estaba prohibida en su entorno familiar.

Nelly siempre regalaba una sonrisa

“Ella fue mi gran amiga, nunca tuvimos diferencias y cuando nos veían por allí nos decían: “allá van las hermanas calle”, cuenta su hermana Reina Camacho, quien también compartió la profesión de docente con Nelly.

Maestra afable, de sonrisa ligera pero permanente, siempre atenta a los pequeños detalles y a los gestos de reconocimiento. Despierta y entusiasta porque su profesión coincide con su vocación. “Mi madre es un digno ejemplo de superación, mística, respeto y amor al trabajo. Incansable luchadora y una gran líder que levantó a su familia y nos ayudó a ser personas de bien”, dijo con voz calmada su hijo Alberto Domínguez.

Sus alumnos siempre la recordaran

Este viernes 21 de diciembre en su hogar de Patarata, familiares y amigos le darán el último adiós a la Maestra Nelly, no sin antes “pasearla” por el colegio Miguel Romero Antoni, donde permaneció 38 años de su vida formando jóvenes que siempre la recordaran como la “eterna directora”.

NB