La Inteligencia Artificial (IA) ha pasado de ser un concepto teórico a una herramienta que está transformando radicalmente la sociedad. La conversación no es si la IA es una realidad, sino cómo la implementaremos para maximizar sus beneficios. Según el especialista larense en tecnología, Saivishnu Gil, con su doble experiencia en la IA y la Programación Neurolingüística, tiene una perspectiva única para abordar esta discusión.
Su conocimiento en PNL le permite analizar cómo la tecnología puede influir en los procesos mentales, la toma de decisiones y la comunicación humana. Este enfoque nos permite ir más allá de los aspectos técnicos y explorar las implicaciones más profundas de la IA en la psique humana y en la sociedad.
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El equipo periodístico de Noticias Barquisimeto entrevistó a un especialista de la Inteligencia Artificial y Máster Coach en Programación Neurolingüista, para conocer sobre la revolución tecnológica de la IA o una amenaza.

IA: ¿Revolución o Amenaza?
R: La inteligencia artificial es, sin duda, una revolución. Como toda revolución tecnológica, trae consigo avances extraordinarios y también riesgos. La IA no es una amenaza en sí misma; la amenaza surge de cómo decidamos usarla, de la ética que pongamos en su desarrollo y, obviamente, de la madurez con la que integremos esta tecnología en la sociedad.
¿Cómo podemos asegurar que el desarrollo de la IA se enfoque en resolver problemas de la humanidad (salud, clima, etc.) en lugar de solo en la automatización y el beneficio económico?
R: Esta es una pregunta bastante interesante. Considero que la clave está en la intención y en la regulación. Si los incentivos económicos son el único motor, la IA se orientará inevitablemente hacia la productividad y la automatización.
Pero si, como sociedad (desde el gobierno, las empresas y la ciudadanía), impulsamos marcos teóricos y normativos claros, podemos guiar su evolución hacia proyectos que impacten en la salud, la sostenibilidad y el bienestar humano.



¿En qué punto la IA deja de ser una herramienta para la humanidad y se convierte en un posible riesgo para nuestra existencia o autonomía?
R: El punto crítico se alcanza cuando la guía comienza a tomar decisiones importantes sin supervisión humana. Por eso, considero que es indispensable que haya un capital humano a cargo de esta tecnología.
El riesgo real no es que piense por sí sola, es la complejidad de sus procesos, que se vuelva opaca y dejemos de comprenderla, perdiendo control y la transparencia sobre cómo o por qué llega a ciertas conclusiones.

Amenaza existencial:
¿Cree que la IA tiene el potencial de resolver problemas globales como el cambio climático y las enfermedades, o estamos subestimando sus limitaciones?
R: Yo soy de las personas que piensan que la IA tiene un enorme potencial, pero no debemos verla como una varita mágica, porque no viene a resolverlo todo. Puede acelerar investigaciones y encontrar patrones invisibles para que nosotros podamos optimizar recursos en una escala inédita. Sin embargo, hay límites.
No sustituye la voluntad política, la cooperación internacional, ni mucho menos la responsabilidad humana. Es una herramienta muy poderosa, sí, pero sigue siendo eso: una herramienta que todavía está en desarrollo. La diferencia entre que sea algo muy beneficioso o no, es la manera en que la usemos y la aprovechemos.
¿Dónde se traza la línea entre una IA que asiste a los humanos y una que podría superarnos o tomar decisiones que no se alineen con nuestros intereses?
R: Mi opinión es que la línea está en la gobernanza y en el control humano. Mientras la guía esté diseñada para complementar y asistir —y no para sustituir— nuestra capacidad de decisión en áreas críticas, permanece de nuestro lado.
Considero que el riesgo comienza cuando transferimos sin cuestionar nuestra autonomía a sistemas que no comparten valores ni propósito humano. Ahí es cuando realmente la guía toma el control de nosotros.

Desde su perspectiva como experto en PNL, ¿qué señales deberíamos buscar en el desarrollo de la IA que indiquen que se está volviendo una amenaza, y no una herramienta, para el ser humano?
R: Para aquellos profesionales que temen que la IA reemplace sus trabajos, mi consejo es enfocar su energía en desarrollar la adaptabilidad y potenciar las habilidades humanas. La IA puede replicar procesos, pero no lo humano, como la empatía, la creatividad, la genuinidad, el liderazgo, la inspiración y la comunicación efectiva.
Quien se forme en estas áreas no verá la IA como una amenaza, sino como una guía para multiplicar su impacto. Debemos tomar en cuenta que la IA nos ayuda a ahorrar tiempo al hacer tareas complejas de manera fácil y corta. Esto nos permite a nosotros desarrollar áreas que puedan generar un mayor impacto.
Stephen Hawking advirtió que la IA podría ser el fin de la raza humana. ¿Cuál fue su principal preocupación? Ahora podría ser un peligro el tema de la fake news y de suplantación de rostros
R: La principal preocupación de Hawking era que la idea de la inteligencia artificial superara nuestra capacidad de controlarla. No temía tanto a la inteligencia artificial en sí misma, sino al desajuste entre la velocidad con que esta podría evolucionar y la lentitud de nuestras estructuras sociales, políticas y éticas para adaptarse a ella.
Hoy vemos esa potencia reflejada en fenómenos como la desinformación y la suplantación digital, que son herramientas poderosas que, si se usan sin regulación y sin conciencia, pueden erosionar la confianza social y manipular la percepción de la realidad. Este es un punto muy crítico.
Es también un recordatorio de que el desafío no reside solo en los avances tecnológicos, sino, principalmente, en el ámbito humano.

Finalmente, ¿Cómo podría la IA transformar positivamente el campo de la medicina?
R: La IA en la medicina está teniendo muchos desarrollos, y yo considero que tiene un potencial absolutamente increíble para el futuro. Puede analizar millones de datos en segundos para encontrar patrones difíciles de detectar para los humanos, ayudando a realizar diagnósticos más tempranos y precisos, incluso igual o mejor que cualquier profesional.
También puede personalizar tratamientos según las características únicas de cada paciente, no de una manera general, sino de acuerdo a las condiciones o características específicas que cada persona posea. Considero que esto puede liberar a los médicos para que tengan más tiempo para tareas sociales y creativas, como el trato con los pacientes.
El futuro es uno en el que la IA no reemplazará a los médicos, sino que los potenciará, convirtiéndose en un aliado para salvar más vidas y mejorar la calidad de la salud de los ciudadanos. Creo que el desarrollo de la IA nos permitirá tratar enfermedades que actualmente son bastante complejas e incluso experimentar y descubrir nuevas terapias y muchas otras cosas más que antes parecían imposibles.

En conclusión, el verdadero peligro de la IA radica en la transferencia incontrolada de nuestra autonomía a estos sistemas, ya que no comparten los valores humanos. Aunque la Inteligencia Artificial, tiene un potencial inmenso para resolver problemas globales como en el campo de la medicina, donde puede acelerar diagnósticos y personalizar tratamientos, no puede sustituir la voluntad humana.
La clave para que siga siendo una herramienta beneficiosa reside en la gobernanza, el control humano y el enfoque en desarrollar habilidades como la empatía y la creatividad, las cuales la IA no puede replicar.
Por: Edwin «Sports» Hevia Cadevilla / NB