La dura realidad que padecen los familiares de los pacientes del Hospital Central de Barquisimeto (+vídeo)

El día a día que viven familiares de pacientes en este importante centro de salud, está rodeado de muchas dificultades y necesidades, donde la angustia por tener un pariente hospitalizado se complica con las penurias, para poder obtener los medicamentos e insumos requeridos por los médicos. 

El día a día que viven familiares de pacientes en este importante centro de salud, está rodeado de muchas dificultades y necesidades, donde la angustia por tener un pariente hospitalizado se complica con las penurias, para poder obtener los medicamentos e insumos requeridos por los médicos. 

En la plazoleta de la capilla Divina Pastora, ubicada frente a la emergencia del Hospital Central Antonio María Pineda de Barquisimeto, existen cantidades de desechos, colchonetas, cartones, plásticos, hamacas y sábanas amarillentas, que al estar en la intemperie se deterioran rápidamente.  

Familiares se alojan en donde pueden.

La falta de una adecuada sala de descanso cerca de la emergencia obliga a los familiares de pacientes permanecer largas horas de pie, en plena plaza, y cuando ya no hay energías tener que recostarse en esas camas improvisadas donde el sueño se hace pesado.  

Familiares albergan en la Plazoleta ubicada frente a la emergencia del Hospital

Bajo un inclemente sol, el frio de la noche, a veces con lluvia, las personas buscan cualquier rincón para cobijarse encima de un viejo cartón ubicado en plena acera y así pasar largas horas de espera. En este dramático cuadro quienes más sufren son los provenientes de otras ciudades. Muchos llevan sillas playeras, banquitos y hasta hamacas que cuelgan de las rejas de la cerca perimetral de la capilla. 

Este es al caso de José Soto, proveniente de Maracay, quien desde hace tres meses recibió la noticia que su padre ingresó de emergencia al Hospital Central por una fuerte fractura de fémur, que ameritó su intervención inmediata. 

Buscan cualquier espacio para descansar

La situación del señor Soto se complica ya que durante la recuperación de su progenitor se contaminó, y desde allí han transcurrido tres largos meses que lo obligan estar día y noche atento al llamado del personal de portería.  

La situación es deprimente, dejamos nuestras comodidades por estar atentos ante cualquier emergencia. En mi caso no tengo familiares en esta ciudad, solo mi papá, y desde que me llamaron siento que el mundo se me derrumbó”, contó al equipo de Noticias Barquisimeto, mientras tenía su mirada perdida contemplando el cielo.

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En medio de la dificil circunstancia, José exclamó que en el recinto de salud, “no hay condiciones para nadie, allí agarra cola hasta el personal médico que hacen de tripas corazones para poder salvar la vida de sus pacientes”. 

Centro de descanso tiene más de 5 años cerrado

Se pudo conocer que el área de descanso, denominado Centro La Esperanza Divina Pastora, inaugurado en el año 2016, se encuentra clausurado desde hace más de 5 años. En un principio los familiares de pacientes contaban con baños, duchas, farmacia, restaurant, casilleros y hasta asientos reclinables; y al momento de una emergencia, los familiares eran llamados por medio de un sistema central y una pantalla electrónica que se encontraban instaladas en 3 espacios del lugar. 

En el lugar solo se pueden observar algunos muebles deteriorados
Solo hay acceso al área de la farmacia donde se visualiza el deterioro y múltiples filtraciones

En las mismas condiciones del señor Soto, está la señora Mariflor León, habitante de la población de Quíbor, quien relató que el pasado 31 de diciembre su hermana sufrió un ACV hemorrágico: “Los doctores se han portado muy bien, pero el ambiente en el que se encuentran es deprimente, gracias a Dios entre los familiares hacemos turnos pero en las noches hay que lidiar con borrachos, locos y vivir todos los momentos difíciles con las emergencias y las noticias que uno no quiere escuchar”. 

Otro relato conocido por el equipo reporteril fue el de la familia Alvarado, quienes se encuentran instalados debajo de un enorme árbol de “samán”, ubicado justo en frente de la capilla del Hospital Central. Allí la señora Francys y sus hermanas rezaban el rosario para pedir por la recuperación de Efraín Alvarado, joven que desde el primero de enero resultó herido cuando un carro desconocido se lo llevó por delante en la vía de Guarico, Municipio Morán. 

Sentadas en sus cartones refirieron que, “son largas horas parada, tanto fuera como dentro de la emergencia. Somos varias y necesitamos ayuda, Efraín no respira por sí mismo, utiliza un respirador manual, aguantar tanto aquí es muy fuerte, no se lo deseo a nadie porque no hay ni un baño digno, para usar el de afuera hay que tener dos bolívares y eso ni agua tiene”. 

El desespero se percibe en el lugar

Carmen Rosa Vargas es de Churuguara, estado Falcón y se encuentran como “fantasma desde el 6 de diciembre, entre la emergencia y la plazoleta, esperando que en cualquier momento los médicos le digan que se lleve su hija a casa. “A mi muchacho también se lo llevó un carro por delante en el sector el Palaciero, desde allí estoy aquí, mi nuera me trae la arepita cuando puede, a veces los vecinos que están a la espera igual que yo me regalan un cafecito, el 31 me regalaron dos cartones que coloque debajo desde este árbol para medio descansar.” 

Vehículos se estacionan en el estacionamiento de las ambulancias y son habilitados para descansar

Historias similares se escuchan a diario es las inmediaciones del Hospital Central de Barquisimeto y otros centros asistenciales, donde no existen espacios para albergar a los familiares de los pacientes, quienes tienen que pasar hambre, sed, aguantar las ganas de hacer sus necesidades y alumbrarse con las linternas de las personas que tienen sus celulares cargados. 

La cruda realidad que viven los familiares de los pacientes de HCAMP

Zuleydy Márquez – NB