El gobierno del socialista Nicolás Maduro comenzaba a recibir el lunes en Caracas a inversionistas en bonos venezolanos para negociar una reestructuración de deuda, en un día clave para cumplir con el pago de compromisos financieros demorados que podrían colocar al país o su petrolera en incumplimiento.

Unas 60 personas aguardaban una hora antes de la cita en la sede administrativa de la presidencia al mediodía del lunes para asistir al encuentro que promueve el presidente venezolano, dijeron dos testigos a Reuters.

Los asistentes, algunos que llegaron desde Nueva York, fueron recibidos en una sala antes del “Encuentro con la comunidad de inversionistas para la renegociación de la deuda externa”, según un cartel en el lugar.

Otros acreedores se mostraron reacios de asistir, en medio de las sanciones financieras que impuso Estados Unidos al gobierno de ese país y la prohibición de reunirse con dos de sus principales negociadores porque están en la lista negra de Washington.

Pero la reunión es clave para comprender la estrategia del gobierno, que dejó correr hasta el lunes, el último día de plazo, la cancelación de casi 300 millones de dólares en intereses demorados, dijeron una decena de operadores y analistas consultados.

Si la petrolera o el gobierno incumplen alguno de esos pagos caerían en cesación de pagos.

“Nunca, nunca; el default nunca llegará a Venezuela”, dijo Maduro en su programa de televisión dominical.

Varias firmas de inversión delegaron en abogados o representantes en Caracas su asistencia, luego que el ministro de Economía y Finanzas, Simón Zerpa, uno de los sancionados por Washington, se encargó de informar en Twitter que la reunión será a primera hora de la tarde en el Palacio Blanco, dijeron tres fuentes del sector financiero.

Maduro confirmó que Zerpa y el vicepresidente Tareck El Aissami presidirán el encuentro, pese a las sanciones sobre ellos, y dijo esperan recibir unos 400 inversionistas.

La mayoría de los papeles venezolanos cotizaban al alza en los mercados europeos, impulsados por la promesa presidencial de no caer en cesación de pagos. El bono referencial de la petrolera estatal que vence en 2022 subía 3,250 puntos en la jornada.

Pero bajo las actuales medidas impuestas por el gobierno de Donald Trump, quienes operan en ese país y poseen bonos venezolanos no podrían aceptar nueva deuda venezolana como resultado de alguna renegociación que proponga el gobierno de Maduro, sin contar con el aval del Departamento del Tesoro.

PAGOS PENDIENTES

Entre tanto, la incertidumbre sobre la capacidad de pago de Venezuela va en aumento desde que el equipo financiero de Maduro comenzó a retrasar en octubre el abono de cupones de bonos por unos 750 millones de dólares.

La estatal PDVSA también dilató, por primera vez, la amortización de unos 1.100 millones de dólares de capital por un título vencido durante más de tres días, postergando el abono de los intereses para los próximos 30 días.

El inusual comportamiento de un gobierno que hasta ahora no había demorado este tipo de pagos, pese a la prolongada recesión económica, la crónica escasez y altísima inflación que el país petrolero enfrenta por años, provocó un desplome de los precios de los bonos venezolanos por varios días.

Pero el mercado lucía más optimista desde el viernes, pues los tenedores consideraban que Caracas intentaba seguir cumpliendo con el servicio de deuda, aunque con ciertas demoras, incluso bajo una reestructuración.

Venezuela no tiene más vencimientos en 2017, pero el año entrante el país enfrenta pagos de deuda por unos 9.000 millones de dólares, que recortarían aún más unas menguadas importaciones vitales para la población.

Información de: REUTERS