Tommy Alexander Gar­cía fue hallado muerto con puñaladas en el cue­llo el martes en la noche en Chorobobo. El hom­bre de 46 años era un ta­xista de Yaritagua. Ese mismo día salió de su ca­sa a hacer una carrerita.

Tommy salió el martes a las 9:00 de la noche de su casa en el sector Cami­no Nuevo de Yaritagua. Le dijo a su mamá “voy para Lara a llevar a una gente” y desde esa hora no supieron más nada, sino 21 horas después que lo encontraron en la morgue.

Tommy salió a bordo de su carro Zephyr color azul con rumbo hacia La­ra. Él trabajaba como ta­xista sólo con clientes de confianza, pues varias ve­ces había pasado sus “sustos”, según cuenta su hermano Adrián Gar­cía.

Presumen que el cliente haya sido su señuelo, pues el hombre fue asesi­nado en Chorobobo, ca­rretera vieja hacia Yarita­gua y el carro se lo roba­ron. El Eje de Homicidios del Cicpc in­vestiga el móvil como re­sistencia al robo. A Tommy lo apuñalaron cinco veces en el cuello. El carro no aparece.

Cuenta su hermano que el miércoles en la maña­na la familia comenzó a preocuparse por él, pues él acostumbraba a que­darse en casa de su ma­má o donde la esposa en Yaritagua, pero ese día no amaneció en ninguna de las dos viviendas. Lo llamaron varias veces a sus tres teléfonos, pero estaban apagados.

“Como no llegaba a la casa salimos a buscarlo porque pensamos que había tenido un acciden­te o estaba herido”, soltó Adrián.

Lo primero que hicie­ron fue ir hasta la emer­gencia del Hospital Cen­tral Antonio María Pine­da, pero le dijeron que el hombre no estaba reclui­do allí. Decidieron ir has­ta el Cicpc de la Zona In­dustrial I para denunciar que había desaparecido, pero de allí le comenta­ron que lo primero que tenía que hacer era ir a la morgue.

A las 6:00 de la tarde del miércoles la familia lo encontró, pero no como se lo imaginaban. El hombre estaba en la morgue del Hospital Central.

“Todos pensábamos que él estaba herido por un accidente, pero jamás pensamos que lo habían matado”, comentó Adrián.

Contaron que Tommy trabajaba como taxista desde hace ocho años que dejó de laborar en la empresa Alentuy y con lo que le dieron de liquida­ción se compró el carrito.La víctima trabajaba desde las 4:00 de la tarde hasta en la noche, pero sólo con clientes de con­fianza.

 

 

La Prensa