Los jóvenes venezolanos oriundos de Carora, estado Lara, atravesaron la región selvática y pantanosa ubicada en la frontera entre Colombia y Panamá, lo que supone caminar más de 100 kilómetros en precarias condiciones, esquivando culebras, animales peligrosos y zonas pantanosas.
En la selva del Darién existen bandas de narcotráfico, contrabandistas y paramilitares, que suelen robar las pertenencias y la comida de los migrantes que atraviesan la densa vegetación, sumado a las enfermedades que se pueden contraer por las picaduras de mosquitos o insectos, capaces de transmitir la malaria o el dengue.
Entrevistamos en exclusiva para Noticias Barquisimeto a José Jesús Álvarez (@chechusalvarez) uno de los cinco caroreños que decidieron el pasado 14 de julio emprender el viaje, conscientes de lo difícil que sería atravesar el “Tapón del Darién”, y los múltiples peligros que enfrentarían en tan larga trayectoria que incluye toda Centroamérica, para llegar a la frontera de México y entrar a los Estados Unidos.
¿Quiénes son los 5 caroreños que atravesaron el Darién?
“Aarón Moisés Barrios, Cesar Andrés Terán, José Daniel Oropeza, su esposa Andrea Rodríguez, y este servidor José Jesús Álvarez”
¿Dónde vivían ustedes en Venezuela, y qué actividades hacia aquí antes de viajar?
“Aarón Moisés Barrios es técnico en computación e internet, Andrea Rodríguez es especialista en manejo de redes sociales y psicóloga, Cesar Andrés Terán realiza trabajos especiales por internet, José Daniel Oropeza es entrenador personal de gimnasio, y yo soy abogado y vendedor de tecnología”
¿Por qué deciden irse del país?
“Todos por mejorar nuestra situación económica. Tener la oportunidad de vivir en un país donde la autoridad no sea sinónimo de terror y pánico. Libertad, y en general en busca un chance de poder desarrollar nuestros sueños y proyectos personales”, justificó el joven abogado José Álvarez.
Las personas que se atraviesan la selva del Darién se exponen a lesiones por picaduras y a fracturas por los suelos resbaladizos, además del intenso calor que a la mayoría le produce debilidad y fallas cardiorrespiratorias. El consumo de agua contaminada es causa frecuente de molestias estomacales.
¿Sabían los riesgos de atravesar la selva del Darién?
“Si, estábamos totalmente conscientes de lo que nos esperaba, e íbamos mentalizados en enfrentarlo con todo. Sin embargo, hay muchas cosas que nadie te cuenta y te sorprenden, pero ya estábamos ahí y tocó afrontarlo”.
¿Cómo y con quiénes coordinaron la logística para atravesar el Darién?
“En primer término, José Daniel y su esposa iban a ir solo, luego me uní yo, Aarón, y luego Cesar. Ya teníamos ciertas ideas por bitácoras y relatos de internet, pero como enfrentarse al Darién es algo que se logra estando in situ”, admitió el entrevistado.
¿Dónde y cuándo comenzó la travesía?
“La travesía comenzó el 14 de julio, que fue el día cuando salimos de Carora y nos despedimos de nuestros familiares. Puede entenderse que desde ahí comenzó porque aun en Venezuela tuvimos que “cuadrar” con algunos contactos para que la GNB no nos detuviera en el camino”.
¿Qué llevaban cada uno de los viajeros? ¿Maleta o morral?
“La mayoría llevábamos una mochila de camping, salvo Cesar que llevo solo una mochila convencional, como los que llevas al colegio”, nos contó el nacido en el municipio Torres del estado Lara.
Muchos de los migrantes que atraviesan Darién sufren violencia sexual durante el recorrido, siendo los adolescentes y mujeres las principales víctimas de los delincuentes que controlan la peligrosa zona entre Colombia y Panamá, donde confluyen varios ríos que dificultan el tránsito de personas por sus fuertes corrientes. Un error al atravesarlos a pie o en canoa y la corriente los arrastra.
La temporada de lluvias agrava la fiereza de los caudales. Hay un cruce que es tan peligroso y donde han fallecido tantas personas que los migrantes y guías lo bautizaron “El Río Muerte”. Es el río Turquesa, donde suelen aparecer los cadáveres de quienes se han ahogado en el Darién.
¿Qué fue lo más peligroso vivido en la selva?
“Creo, que hubo dos ocasiones particularmente peligrosas: Primero cuando bajamos la Montaña de “La llorona”, porque debíamos arrástranos de nalgas y agarrándonos de las raíces al rededor, ya que el camino era demasiado resbaloso y empinado, y alto para intentar ir de pie. El segundo fue antes de llegar al “refugio del abuelo”, porque nos perdimos en el pantano, estábamos sin luz, ya era de noche, habíamos botado las carpas por el cansancio, no teníamos comida ni agua. Entonces desesperados, de la nada salieron dos tipos con linternas ofreciéndose llevarnos por 10$ cada uno. Tuvimos que cruzar en cadena humana otro rio, relativamente hondo, de noche y sin saber a dónde nos llevaban realmente”.
¿Estuvieron a punto de morir?
“Todos los días tu vida está en riesgo, pero como íbamos en grupo intentábamos siempre cuidar uno del otro, por lo que cuando la situación se veía muy peligrosa nos apoyábamos, creo que eso nos salvó en más de una ocasión de que algo fatal pudiera pasarnos”.
¿Cómo hacían para comer y beber agua?
“Llevábamos nuestras reservas en los bolsos. Pero cuando se acabó, bebimos agua de ríos, frutas del piso, algunos plátanos que encontramos. Y mientras caminábamos hacíamos recesos de 5 minutos o menos para comer, (solo enlatados) y seguíamos dándole”, relata José Jesús Álvarez, quien se encargó de grabar en video parte del recorrido.
El camino de estos cinco larenses que cruzaron el Darién no terminó en Panamá. El objetivo de ellos era llegar a Estados Unidos y, para hacerlo, siguieron la ruta por Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y México. En estos países exigen visas para ingresar y al no tener el documento legal, tuvieron que esquivar las alcabalas para poder arribar al destino final.
¿Cuál fue la travesía al salir de la selva hasta llegar a EEUU?
“Al salir de la selva llegas a Puerto el Limón, del lado panameño donde los convoyes de la guardia panameña te van llevando, de refugio en refugio hasta David, Panamá. (Ciudad fronteriza) y de ahí en adelante vas siguiendo tu propio ritmo. Los países que atravesamos fueron, Venezuela, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y México”.
¿Qué sintieron cuando llegaron a EEUU?
“Nada, creo que incertidumbre. La verdadera sensación de libertad se siente cuando la guardia fronteriza americana te pone en libertad plena. Mientras tanto, solo pides que todo salga bien porque manejas muy poca información y además, pasas encerrado 5 días (en nuestro caso particular, puede ser más o menos) con más de 300 personas en una misma habitación, con capacidad de 90 personas”.
¿Si tienen que volver a atravesar la Selva del Darién, lo harían?
“No sería lo que nosotros desearíamos como ruta de viaje de nuevo, pero si no hubiera más opción, sí. La selva siempre pone a prueba de que estás hecho”, concluyó uno de los cinco caroreños, quien tras la larga travesía hoy reside en la ciudad de Houston, EEUU.
