El cacique, se encontraba en compañía de su mujer, cuñada y sobrino, cuando vieron a una señora de extraordinaria belleza que les dijo en su lengua: “vayan a casa de los blancos y pídanle que les echen agua (bautismo) para poder ir al cielo”.
La tribu consternada por el hecho asumió la recomendación, pero Coromoto no hizo lo mismo y, por el contrario, prefirió adentrarse más bien en la selva. Hasta que el día 11 de septiembre la Madre de Jesús se le apareció nuevamente y le entregó un pedazo de corteza de árbol con su imagen.
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A partir de ahí, la Iglesia Católica decidió tomar esta segunda aparición como la fecha para la adoración de la Virgen de Coromoto, a la que en octubre de 1944 el Papa Pío XII, la declaró como “Celeste y Principal Patrona de Venezuela”.
Posteriormente, en 1996, el Papa Juan Pablo II la coronó en su visita al Santuario mariano en Guanare y el Papa Benedicto XVI elevó en 2006 al Santuario Nacional de Nuestra Señora de Coromoto a la categoría de Basílica Menor.