Hace 23 años María de San José se convirtió en la primera beata de Venezuela

Conocida como la Madre María de San José, Laura Evangelista Alvarado Cardozo fue beatificada por la Iglesia Católica el 7 de mayo de 1995, un día como hoy, hace 23 años. La religiosa, perteneciente a la Orden de Agustinos Recoletos, nació en Choroní, estado Aragua, el 25 de abril de 1875 y murió el 2 de abril de 1967 en Maracay. 

En 1993 el papa Juan Pablo II aprobó el milagro que la convertiría en la primera beata de Venezuela. Se trataba de la curación de la hermana Teresa Silva, a quien la religiosa le había profetizado su curación años antes.

Laura Evangelista comenzó su vida religiosa desde muy joven, trabajó como voluntaria en hospitales, cosa que hizo durante casi toda su vida y de donde obtuvo el nombre con el que se le conoce actualmente.

Fue contemporánea del venerable doctor José Gregorio Hernández y es la primera beata de Venezuela. Luego de una larga y activa vida, llena de grandes labores y deseo de ayudar con su prójimo, la Madre María de San José murió en el Hogar Inmaculada Concepción, en Maracay, a la edad de 91 años de una trombosis.

En el año 1994 su cuerpo incorrupto fue trasladado a un sarcófago de cristal para la veneración de sus hijas espirituales y fieles. El 7 de mayo de 1995 fue celebrada en la Ciudad del Vaticano la ceremonia de su beatificación.

Juan Pablo II desde Venezuela

“El año pasado tuve la dicha, compartida con todos vosotros, de beatificar a la Madre María de San José. Ella es un claro ejemplo de los innumerables testimonios de santidad de hombres y mujeres, clérigos y laicos, a lo largo de los cinco siglos de Evangelización de esa noble tierra”, expresó sobre ella el papa Juan Pablo II durante su visita a Venezuela.

Desde el aeropuerto La Carlota, en Caracas, el ahora santo expresó el 11 de febrero de 1996: “Su vida interpela a todos los miembros de la sociedad venezolana”.

“A los jóvenes -dijo- se presenta como modelo de generosidad, a los adultos como ejemplo de confianza en Dios y de ayuda a los necesitados. La nueva Beata es, para la mujer venezolana, un llamado a desarrollar con verdadera entrega su misión específica en la Iglesia y en la sociedad civil”.

“Queridos venezolanos: los evangelizadores, con el testimonio de su vida, con su amor abierto a todos y de modo preferencial a los pobres, con su acción misionera, con su peregrinación hacia la Nueva Jerusalén, van contribuyendo a que en la sociedad terrena se haga más presente el Reino de Dios. Ésa es la vocación a la que hemos sido llamados”, agregó.

“La Iglesia en Venezuela, heredera de cinco siglos de evangelización, tiene que vivir el gozoso mensaje de Jesucristo y transmitirlo, dentro y fuera de sus confines, al hombre actual y a las futuras generaciones”.

Globovision