Guaidó: Un fanático de la Guaira que pide creer en su equipo (+Opinión)

Tanto un político como un beisbolista no pueden vivir un buen momento sin el tan mencionado TIMING. Tengo días creyendo y analizando que el tiempo es el principal enemigo en este momento del “muchacho de la película” Juan Guaidó. Y lo llamaré así porque cuando lo conocí me hizo saber que es amante del deporte, el béisbol y los Tiburones de la Guaira, por eso trataré de buscar similitudes entre el béisbol y la política.

La política opositora jugó por un buen tiempo con el timing político del Gobierno Nacional desde lo económico, como dijo en una oportunidad un tal Perón: “juegan con el órgano más sensible del cuerpo humano: el bolsillo” pero, ese pero que siempre aparece por tal o cual razón los seguidores de Maduro mostraron una vista como la de Bob Abreu en sus tiempos mozos y dejaron pasar ese lanzamiento, lo siguen sufriendo día a día pero no ha sido detonante para dejar a su equipo en el terreno.

Como el deporte siempre te da revancha, la política venezolana también. La oposición quiso jugarla y ahí está como los Dodgers, con plata, favoritismo y unos fanáticos-seguidores que creen no pueden perder porque es lo que le venden los influencers, medios, periodistas y sin oficios de las redes sociales.

Entiendo por las redes sociales y medios de comunicación que estamos jugando el cuarto juego de una gran final, pero de una final que ya hemos jugado varias veces en Venezuela. Que veo ahora en esta final, que el mismo equipo rojo se enfrenta a un equipo muy reforzado con equipos extranjeros. El muchacho de la Guaira logró que los importados quisieran jugar con él y eso ha hecho que los fanáticos vuelvan a creer en su equipo, así tal cual como pasa con los Tiburones. Algunos ven a los refuerzos como una jugada ilegal, otros lo aplauden. La única verdad es la realidad política de hoy.

Lo cierto del caso es que volviendo al tiempo, mientras escribía estas líneas entre los videos de Bárbara y sus youtubers, la música de Mathias y sus bailes, escuchaba a medias a Guaidó decir que febrero es el mes determinante para lograr la libertad, se atrevió y se puso tiempo. Ahora le toca como gerente confiar en sus jugadores-asesores y echar el resto durante estos días del mes más corto del año.