En un pequeño taller ubicado en Brisas del Obelisco al oeste de Barquisimeto, Gonzalo Rodríguez y su hijo reviven un arte milenario que pocos conocen en Venezuela: La Pirografía. Desde 2015, con una punta caliente y una dedicación inquebrantable, transforman simples tablas de madera en obras de arte, ofreciendo una alternativa artesanal y meticulosamente detallada.
La pirografía, consiste en quemar la madera de forma controlada para crear imágenes, sombras y texturas. «La pirografía es un arte que es demasiado milenario, es quemar la madera, como tatuar», explica Rodríguez, cuyo amor por la artesanía lo llevó a enamorarse del pirógrafo y a comenzar su viaje de manera autodidacta.
El taller de los Rodríguez es un ejemplo de talento hecho a mano en su forma más pura. La mayor parte de su técnica fue aprendida de forma empírica, «dibujando y quemando todo lo que nos llegaba a la mano».
Para sus creaciones, utilizan principalmente madera de pino por ser más económica y también chapilla virola, que aprecian por su blancura y limpieza, lo que garantiza un acabado superior en el trabajo. El espectro de su trabajo es ilimitado; trabajan con «cualquier tipo de imágenes, cualquier santo, la Divina Pastora, Jesucristo, y todo lo que a la gente se le ocurra mandar a hacer».
Sin embargo, dominar esta técnica requiere paciencia. Gonzalo enfatiza que el mayor desafío es la dedicación, ya que es un arte muy lento. «No puedes ir a la carrera porque es una puntita caliente que tu tienes que darle los detalles», afirma.
Una de las piezas que demandó más tiempo y detalle fue una foto convertida a pirografía que incluía la imagen de una paloma con complejas sombras y el detalle del piso en de la Plaza de Santa Rosa.
A pesar de la belleza y la dedicación que implica, la pirografía se enfrenta al reto del desconocimiento en el país. «Hemos ido a exposiciones, y la gente no conoce qué es la pirografía», comenta Gonzalo, explicando que a menudo les preguntan si el trabajo se hizo con alguna otra técnica menos especializada.
«La gente no le da el valor de lo que cuesta hacer una pieza. Los que estamos trabajando en eso sabemos el amor y el sacrificio y todo lo que nos cuesta hacerla», lamenta.
Para Gonzalo y su hijo, el objetivo es seguir creando y perfeccionando su arte. «Cuando uno está enamorado de la pirografía, todo lo quiere hacer y tratar de hacerlo lo más perfecto y lo más bonito».
Para quienes deseen adquirir estas piezas únicas de arte pirograbado a mano, pueden seguir a Gonzalo Rodríguez y su hijo en Instagram y TikTok como @pirodriguezart. Si prefieres un trato más directo, visítalos en Brisas del Obelisco, carrera 3 con calle 3A, o a través de los números 0424-5143603 y 0424-5581729.