En la reunión del Grupo de Lima del pasado lunes en Bogotá, el vicepresidente de Estados Unidos Mike Pence señaló las sanciones que su país ha impuesto a Venezuela en los últimos meses.

E instó a “todas las naciones” a que cortaran cualquier financiamiento que tuvieran con PDVSA, la petrolera estatal, y todo aquello que supusiera oxígeno económico para Nicolás Maduro. Otra de las medidas que pidió fue que se insistiera en las sanciones a personalidades, como el veto de visas. ¿Es posible que esto se aplique en la región? ¿Qué consecuencias podría tener para Venezuela?

Para el experto Geoff Ramsey, experto de Asuntos Latinoamericanos, Derechos Humanos y Seguridad, no parece tan eficaz imponer sanciones. “Tengo mucho escepticismo sobre la habilidad que puedan tener para limitar las fuentes de financiamiento del régimen. El ingreso de petróleo ciertamente es menos por las sanciones petroleras, pero Nicolás Maduro ya está exportando más petróleo a la India”, explica.

Hace apenas unas semanas, el Departamento del Tesoro emitió una orden ejecutva que amplías las restricciones de la petrolera estatal. Más del 80% de los ingresos en divisas a las arcas del Estado dependen de la exportación de petróleo y uno de los principales clientes de Venezuela era, hasta enero, Estados Unidos.

Ramsey no cree que esta sea una acción de ahogo definitiva para Maduro porque, a pesar de ser un ingreso potente, no es el único. “No implica un fin total, no es una eliminación de los ingresos. Reciben plata de la minería ilegal y de otras actividades. Tengo mis dudas sobre la estrategia de sacar los fondos, aunque es una estrategia muy importante”.

Pero con sus consecuencias. “Mi preocupación es que lo van a sufrir los venezolanos. Tengo mis dudas sobre la habilidad de que las sanciones logre que paguen los que tienen que pagar. En semanas, los únicos carros y generadores que podemos ver funcionando puede ser los del régimen. Veremos si el tiempo favorece o no a Maduro”.

La misma inquietud tiene David Smilde, profesor de Relaciones Humanas e integrante del centro de estudios WOLA (Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos). El se manifiesta en contra de las sanciones petroleras. “Van a terminar afectando al pueblo más que a Nicolás Maduro. No me parece que las sanciones sean algo que se deba generalizar en la región”. Smilde plantea que lo que pueden traer es que ocurra como pasó con las sanciones a Cuba en los años 60. “Va a terminar golpeando más a la población que al Gobierno y en unos meses esa población va a sufrir. Las manifestaciones también bajarán porque la gente tendrá mucho menos margen, aumentará el éxodo y socavará a la oposición. Y hará que el Gobierno esté más fuerte. Lo golpeará, sí, pero a la población 2 y 3 veces más. El que gana es quien gobierna”, apunta.

Cerco a los políticos

Ambos, Ramsey y Smilde, están más en la línea de seguir con las sanciones a personas del Gobierno. Desde el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, el número de miembros del gobierno de Maduro dentro de la lista OFAC ha ido creciendo a lo largo de los años. La última tanta fue el pasado lunes, poco antes de la declaración conjunta del Grupo de Lima. Se incluyeron a cinco nuevas personas.

“Las sanciones a personas no son muy efectivas pero expresan rechazo y ven que las posibilidades están limitadas y poco a poco van a estar aislados. No podrán hacer movimientos de dinero. Esto tiene un impacto sobre los oficiales. Pero hay que ser realista: esto no cambia y da la vuelta totalmente a los mandos”, explica Smilde. Pence pidió aplicar esto en más países, sanciones a los funcionarios, negación de visas.

Miembros del Ejército de Colombia acompañan a dos agentes de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) que desertaron este lunes en la frontera. (EFE)
Miembros del Ejército de Colombia acompañan a dos agentes de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) que desertaron este lunes en la frontera. (EFE)

Pero Ramsey explica que esto es más complicado –actuar contra los individuos–, porque no existe el marco legal para ello. El único que ha hecho esto, además de Estados Unidos, es Panamá. Y para ello tuvo que “emitir una orden ejecutiva para congelar los bienes y anunciar sanciones, citó varias leyes internacionales y el compromiso de Panamá con los acuerdos anti terrorismo y lavado de dinero”.

“Estas medidas tienen un impacto más simbólico, de demostración de unidad en la región contra Maduro”, dice Smilde. Para Ramsey, tiene que ver con la estrategia de señalamiento en estos días. “Es difícil imaginar cómo aumentar la presión a Maduro. Sus costos de salida son altísimos. Pero sí sirve para comunicarse con el entorno de él y jugar con sus incentivos. Dárselos para lograr un quiebre del régimen”.

Smildey señala algo clave: “El gran ausente hasta el momento es la diplomacia. El intento de buscar una salida, un acuerdo. Trump va con presión, presión de distintos modos, buscando el colapso para que haya transición y es muy difícil así”. Y explica que, en otros casos exitosos, se logra forjar algún tipo de acuerdo bajo presión pero con diplomacia. “Mientras, el tablero se está moviendo”, apunta.

Agencias