La decisión de Kim Jong-un de suspender los ensayos nucleares y cerrar su campo de pruebas ha puesto el foco en el estado actual de las instalaciones donde el régimen ha detonado hasta seis bombas atómicas. Dos grupos de científicos chinos coinciden en un diagnóstico: la montaña dentro la cual se esconde el silo nuclear de Punggye-ri se ha derrumbado y ha dejado inutilizable el sitio, por lo que el anuncio de Kim es más oportunismo que voluntad. Analistas estadounidenses, sin embargo, evidencian que hay una menor actividad alrededor del campo de pruebas pero sostienen que sigue siendo viable para futuros ensayos.

Punggye-ri está situado en el noreste de Corea del Norte, en un área montañosa y escasamente poblada que se encuentra a un centenar de kilómetros de la frontera con China. La última pueba atómica, el pasado 3 de septiembre, provocó un terremoto de magnitud 6,3 al detonarse una bomba cuya potencia se estima en 250 kilotones, la mayor probada por el país hasta la fecha. Esta explosión resultó fatal para la estructura geológica del monte Mantap, un pico de hasta 2.100 metros de altitud.

Dos grupos de científicos de China, tras el estudio de numerosas imágenes por satélite y los datos de estaciones sismológicas (la única forma de análisis ante el secretismo del régimen), han determinado que la gran parte del sitio se derrumbó minutos después de esta última prueba nuclear. Un equipo de geólogos de la Universidad de Ciencia y Tecnología de la ciudad de Hefei estiman que la explosión creó un hueco de unos 200 metros de diámetro en el interior de la montaña, lo que originó el derrumbe. El efecto en cadena provocó incluso que parte de la cresta del monte se deslizara hacia ese vacío, lo que dejó una suerte de “cicatriz” en la montaña que es visible desde el exterior.

Otro grupo de investigadores chinos, en este caso sismólogos de la Agencia de Terremotos de la provincia de Jilin, barajan una hipótesis similar. Pero añaden la posibilidad de que, debido a la fragilidad de las rocas, se haya creado una vía a través de la cual se pueda escapar la radiación. “Es necesario seguir controlando posibles escapes de material radiactivo causados por el hundimiento”, dijeron los autores del informe en su página web. Nunca ninguna de las naciones vecinas ha informado de niveles de radiación anormales por las pruebas norcoreanas.

Los análisi de la página especializada 38North, vinculada con la Escuela de Estudios Avanzados Johns Hopkins (EE UU), se fijan sobre todo en la actividad alrededor de la base. Y su conclusión es que al menos parte de los túneles del silo siguen estando “plenamente operativos”. El personal de la base habría abandonado la parte norte del complejo, donde se realizó la última prueba atómica, pero se detectaron nuevas excavaciones en el lado oeste durante todo el mes de marzo que se detuvieron por completo a mediados de abril. “Esto sugiere o bien el túnel está terminado y listo para nuevos ensayos o que la ralentización refleja los cambios políticos que están sucediendo”, concluyen los analistas, en referencia a las cumbres con Corea del Sur y Estados Unidos.

Las últimas imágenes analizadas por 38North muestran mucha menos actividad de la habitual en Punggye-ri, pero recuerdan que es muy pronto para determinar si Kim Jong-un está cumpliendo su promesa de cerrar el sitio. En ocasiones, a veces ni siquiera estas fotografías por satélite son fiables al 100%, porque el régimen sabe cuándo está baljo lupa, también en qué momento exacto el satélite sobrevuela el país y la base de pruebas nucleares y actúa en consecuencia, a veces jugando al despiste.