En las montañas del Ávila, a la altura de Galipán, se encuentra la hacienda «Buena Vista», un lugar envuelto en leyendas y secretos. Allí vivió el enigmático doctor alemán Gottfried Knoche, quien llegó a Venezuela a mediados del siglo XIX con la misión de atender a los alemanes residentes en La Guaira. Sin embargo, su obsesión por desafiar la descomposición de los cadáveres lo convirtió en una figura de terror y fascinación.

Knoche, un hombre de ciencia y misterio, desarrolló un líquido que, al ser inyectado en el torrente sanguíneo, preservaba los cuerpos sin necesidad de extraer los órganos. Durante la Guerra Federal, experimentó con los cuerpos de soldados no reclamados, convirtiendo su hacienda en un laboratorio macabro. Incluso embalsamó a sus perros, colocándolos como guardianes en la entrada de su mausoleo.

Los vecinos de Galipán aseguran que, tras la muerte del doctor, su presencia aún se siente en el lugar. Doña Carmen Fonseca, una anciana del pueblo, relata: “Una noche, mientras caminaba cerca de la hacienda, sentí un frío inexplicable. Vi una figura alta y delgada en la distancia, y escuché pasos que no eran míos. Desde entonces, evito pasar por allí.”

El secreto del líquido embalsamador jamás se reveló, y los cuerpos que Knoche preservó permanecen como testigos de su obsesión. Su mausoleo, rodeado de misterio, es un lugar que pocos se atreven a visitar. Algunos dicen que el espíritu del doctor deambula por las montañas, vigilando su obra eterna.
Zuleydy Márquez Noticias barquisimeto