El infernal bateo de Caribes lo congeló el pitcheo larense

Análisis post final

Caribes cierra los últimos diez años con cinco finales disputadas y un historial histórico de la franquicia de tres títulos y tres subcampeonatos .

Cada vez que se hablaba sobre Caribes de Anzoátegui en cualquier proyección en la temporada pasada, la palabra bateo brotaba de forma incontrolable. Y era lógico. Los paleadores de la Tribu, mezclados con el paraíso ofensivo del Alfonso “Chico” Carrasquel de Puerto La Cruz convertían en casi una obviedad las habilidades de ataque del club.

En pocas palabras: parecía que primero se iba a congelar el infierno que la ofensiva de los aborígenes. Pero, contra todo pronóstico, ocurrió.

No sucedió en la ronda regular, cuando los paleadores orientales fueron los más poderosos de la liga con 43 cuadrangulares, 231 carreras remolcadas y .821 de OPS, cifras tope del circuito. Pero sí pasó en la postemporada.

El primer indicio se vio en los playoffs, en la serie que perdió el equipo en seis juegos contra Águilas del Zulia. Denis Phipps y René Reyes, los atacantes más resaltantes de la eliminatoria, fueron disminuidos, y el equipo ligó para .220 de promedio y .622 de OPS, con todo y el ingreso de Willians Astudillo, quien no pudo tomar el ritmo con velocidad.

A punta de pitcheo le ganaron a Navegantes del Magallanes en el juego por el comodín. Ese juego terminó 2-0, con Mayckol Guaipe como figura y ganador, y Lester Oliveros como cerrador intraficable. Esa versión de Anzoátegui, tan monticular, era nueva. Con ese estilo barrió a Tiburones de La Guaira en la semifinal.

En cuatro juegos en la etapa previa a la final, los brazos dirigidos por el mánager Jackson Melián aceptaron siete carreras limpias en 43.0 innings, para 1.47 de efectividad. Los relevistas tuvieron cifra de 1.05 en 25.2 pasajes.

La estrategia de cuatro zurdos en la rotación funcionó. Los abridores, liderados por la sustitución Félix Doubront, tuvieron 1.98 de efectividad, pero los relevistas se desplomaron con 14 anotaciones limpias en 24.2 innings (5.11). Pero la verdadera caída fue la ofensiva: los bates solo conectaron para .214 de average y .621 de OPS. René Reyes (.409) y Oswaldo Arcia (.300), quien comenzó sentado, fueron los únicos que ligaron para .300 o más.

Lara logró aplacar a Astudillo (.250), Niuman Romero (.241), Gorkys Hernández (.227), Balbino Fuenmayor (.217) y compañía. La insuficiencia ofensiva se notó más en el séptimo y último juego de la final, cuando Caribes no dio el batazo que explotara a Williams Pérez, que logró zafarse de terribles problemas. Si Anzoátegui hubiera pegado el gran tablazo en los primero innings de ese choque, quizás en este momento la historia sería otra.

De todas maneras, Caribes cierra los últimos diez años con cinco finales disputadas y un historial histórico de la franquicia de tres títulos y tres subcampeonatos.

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