La Villa Bolivariana de Barquisimeto no solo es el epicentro de la competencia de los XIX Juegos Nacionales Estudiantiles, sino que se ha convertido en el verdadero hogar de miles de jóvenes atletas. En este vibrante complejo, la energía deportiva se mezcla con risas, anécdotas y, sobre todo, un punto de encuentro que late con fuerza: el comedor.
Como equipo de Noticias Barquisimeto, fuimos invitados a vivir de cerca esta experiencia, adentrándonos en el corazón de la Villa justo a la hora del almuerzo. Y lo que encontramos fue un espectáculo de organización, sabor y un ambiente que invita a la hermandad.

Un Banquete para Campeones
Desde el momento en que se cruza la puerta, el orden es la clave. Un personal atento te recibe con una estación de desinfección de manos, un detalle que habla del cuidado por la salud de los atletas. Al entrar al salón, la primera impresión es de armonía. A diferencia de lo que muchos podrían imaginar, aquí no hay colas eternas ni empujones. Todo fluye con una sinergia que recuerda a una orquesta bien afinada.
Las mesas se llenan de jóvenes de todas las disciplinas, cada uno con el uniforme de su estado. El ambiente es una mezcla de conversaciones sobre las victorias del día anterior, la estrategia para la próxima competencia y, por supuesto, el inconfundible sonido de los cubiertos chocando contra las bandejas.

Un Menú que Recarga Energías
En una línea de servicio impecable, un equipo de al menos cinco personas trabaja en perfecta coordinación. Una a una, las bandejas se llenan de un menú cuidadosamente diseñado para nutrir a los futuros campeones. El día que visitamos, nos sirvieron una sustanciosa sopa de arvejas verdes, tajadas, arroz y una fresca ensalada de pepino, calabacín, pimentón y cebolla. ¿La proteína? Podías elegir entre pollo o cerdo. Para cerrar, una refrescante ensalada de lechosa con limón y un jugo que sorprendió a todos: panela, remolacha y limón. El olor, color y sabor eran un festín para todos los sentidos.


El menú, nos cuentan, no es casualidad. Fue estandarizado por un equipo de nutricionistas del Ministerio de Deporte y el Ministerio de Alimentación, garantizando que cada bocado contribuya a la recuperación y al máximo rendimiento de los atletas. Cada servicio, ya sea desayuno, almuerzo o cena, atiende a un promedio de 1.791 personas entre deportistas, delegados y personal técnico, y todo se despacha en una hora, sin que se formen las temidas colas.


Un Trabajo Incansable Detrás de Cámaras
Pero este flujo constante de comida y energía no sería posible sin un equipo incansable que trabaja en la cocina. Es el «trabajo de hormiguitas» que se realiza sin descanso. Con tres turnos de cocineros, ayudantes y las Madres de la Patria, la cocina del comedor de la Villa Bolivariana de Barquisimeto nunca se detiene, garantizando que cada plato esté listo para cada servicio.
El comedor de la Villa Bolivariana es mucho más que un lugar para comer. Es el corazón latente de estos juegos, un espacio donde la camaradería y la amistad se cocinan a fuego lento, alimentando no solo el cuerpo, sino también el espíritu de los jóvenes que sueñan con llevar el nombre de su estado a lo más alto.
Oriana Lorenzo / Noticias Barquisimeto