En nuestras calles, parques, en el trabajo o simplemente bajando una acera. ¿Quién no se ha «torcido» un tobillo alguna vez? Esa torcedura, lo que llamamos un esguince, es algo común. Pero ojo, barquisimetanos: la creencia de que «eso se cura solo» o «con un poquito de reposo ya está» nos está pasando factura. La realidad es que un esguince que no se sana bien, termina doliendo de nuevo y dando problemas a largo plazo.
Si has sentido que ese viejo esguince te dejó el tobillo «flojo», inestable, o te sigue dando punzadas de dolor cuando menos te lo esperas, es muy probable que no se haya recuperado como debía. La falta de un tratamiento adecuado o el apuro por volver a la rutina puede llevar a un dolor crónico, a que tu tobillo pierda estabilidad y, lo que es peor, a que sea mucho más propenso a volverse a lesionar una y otra vez.

Para entender bien cómo evitar esta pesadilla, consultamos al fisioterapeuta Miguel Molina, un especialista que nos da la clave para que nuestro tobillo se recupere como es debido.
«Lo primero y principal», nos explica Molina, «es darle a ese tobillo el descanso que necesita. Esto no significa quedarte acostado en la cama, sino evitar cualquier actividad que te cause dolor. Si al poner el pie te duele mucho, usa muletas, sin pena. Es súper importante que la zona esté protegida para que los ligamentos puedan sanar tranquilamente».
Molina también insiste en lo básico, pero efectivo, para los primeros momentos: «Aplica hielo sin pensarlo. Ponlo en la zona afectada por 15 a 20 minutos cada 2 o 3 horas. Esto ayuda demasiado a bajar la hinchazón y el dolor. Pero siempre coloca una telita de por medio para proteger la piel». Y añade: «También es clave usar un vendaje elástico o una tobillera compresiva y, cuando estés sentado o acostado, eleva el tobillo por encima del nivel del corazón. Verás cómo la hinchazón disminuye».
Aquí viene la parte que a veces nos cuesta más entender: el movimiento no es el enemigo. «Aunque el reposo es clave al inicio, quedarse totalmente quieto por mucho tiempo tampoco es bueno», advierte Molina. «Apenas el dolor te lo permita, comienza con movimientos muy suaves y sin apoyar peso. Esto ayuda a que el tobillo no se ponga rígido y la recuperación sea mejor».

Y la clave de todo, según el experto: el fortalecimiento. «Cuando el dolor y la hinchazón bajen, es crucial fortalecer todos esos músculos que rodean tu tobillo. Esto le va a dar la estabilidad que necesita y es la mejor garantía para que no te vuelvas a esguinzar», enfatiza. Esto incluye ejercicios para mejorar tu equilibrio, para que el tobillo sepa reaccionar y no se te «vaya» al menor descuido.
Finalmente, Miguel Molina nos deja un mensaje claro para todos los que vivimos la vida con intensidad en Barquisimeto: «No intentes volver a correr o saltar de golpe. Hazlo poco a poco, de forma gradual. Empieza con caminatas cortas, y ve aumentando la distancia e intensidad. Si eres deportista, busca un plan supervisado por un profesional. Y lo más importante de todo, escucha a tu cuerpo. El dolor es una señal que te dice ¡bájale dos!».
La recuperación de un esguince no es magia, es un proceso que exige tiempo y paciencia. Y aunque cada caso es un mundo, la orientación de un fisioterapeuta es invaluable. No dejes que ese viejo esguince te siga molestando. Dale a tu tobillo la atención que se merece.
Carla Martínez / Noticias Barquisimeto