Discapacidad y olvido: La doble batalla de un abuelo de 72 años

A sus 72 años, Humberto José Villegas Salazar no solo ha sabido lo que es superar las adversidades, sino que ha construido una vida sobre la base de la resiliencia y la voluntad. A los 22 años, un accidente de tránsito lo dejó paralítico, pero contra todo pronóstico, logró volver a caminar y forjarse un futuro.

La vida de Humberto cambió drásticamente en 1975. Con tan solo un año de experiencia en una empresa de valores, sufrió un volcamiento en la vía de Barinas. «El accidente me causó un problema cervical que me dejó paralítico», relata. Sin embargo, su optimismo innato no le permitió rendirse.

Se sometió a una operación de descompresión medular que le permitió recuperar la movilidad, aunque de forma lenta. Con el tiempo, las hernias discales se convirtieron en un problema constante, llevándolo a pasar por el quirófano tres veces más, la última en 2015. «Mejoré bastante con esa operación», comenta con una sonrisa, demostrando que su espíritu de lucha nunca se debilitó.

A pesar de los desafíos de salud, Humberto se mantuvo activo: se casó, tuvo dos hijos y se reincorporó al mundo laboral. Aceptó su discapacidad y se enfocó en seguir adelante.

El bono que ya no llega

La lucha más reciente de Humberto no es contra una condición médica, sino contra el abandono institucional. Desde hace cuatro meses, no recibe el Bono Dr. José Gregorio Hernández, un apoyo económico vital para su día a día.

Este bono, destinado a personas con discapacidad, era una fuente de alivio para él. «Máximo el 2 de cada mes, depositaban el bono«, recuerda. Aunque la cantidad es pequeña —el último pago de mayo fue de 418 bolívares—, representaba un ingreso crucial para alguien que ya no puede trabajar.

La situación se complicó cuando el gobierno unificó los bonos. En un intento por asegurar su beneficio, Humberto acudió a la gobernación para anotarse en una lista que sería enviada a Caracas. Desde entonces, ha esperado en vano. «El de junio no me llegó», lamenta. Ahora, son cuatro meses de espera y frustración.

Para Humberto, la falta de respuesta y la burocracia son una «burla». Ha visitado varias instituciones gubernamentales, pero la respuesta siempre es la misma: «Eso depende de Caracas». Incluso intentó llamar al número que aparece en su carnet, sin éxito. «No entiendo la razón», dice con impotencia, «y no soy yo solo, conozco a cuatro personas más que tampoco les está llegando el bono».

A pesar de las adversidades, Humberto mantiene una perspectiva positiva de la vida. Se mantiene ocupado con reparaciones en su casa, leyendo y escuchando música. «Las cosas pasan, pero hay que tener paciencia», afirma.

Sin embargo, su optimismo se ve desafiado por la sensación de ser ignorado. «Me hace falta ese ingreso, por más poco que sea, en algo le soluciona a uno», dice.

Su historia es un llamado a las autoridades, especialmente a la gobernación, para que tomen en cuenta la situación de las personas con discapacidad que han quedado sin ayuda. La voz de Humberto, que representa a muchos, es una súplica para que no los olviden y les garanticen la vida digna y el apoyo que merecen.

Carla Martínez / Noticias Barquisimeto