Día Mundial del Alzheimer: Para conservar la caja de recuerdos

“¿La memoria, Pedrito? Es como una caja mágica llena de juguetes. Una caja que crece y crece, pero puede encogerse si la dejas vacía. La memoria no se abandona en un rincón ni se desarma como tus carritos, se lleva a todas partes con la asombrosa capacidad de guardar todo cuanto te haga feliz en la vida”-le dice mientras lo cubre del frío, apaga la luz y le da un beso.

Pedrito mira a su mamá como quien no lo entiende todo, pero se coloca la mano en la mejilla y cierra los ojos para guardar el instante en su caja de recuerdos.

Volver a vivir las historias del pasado sin olvidar cada detalle siempre hace más firme el camino. Por tanto, evitar desde temprano que se borren esas huellas es la forma más segura de llegar a la tercera edad con una mente sana.

De ahí que cada 21 de septiembre el pueblo matancero se sume a la celebración por el Día Mundial del Alzheimer con el anhelo de romper los estigmas de esta enfermedad y ayudar a prevenirla.

 

 

LA ENFERMEDAD DEL OLVIDO

En ocasiones, solemos experimentar simples olvidos, por ejemplo, esa dificultad para recordar una palabra o el nombre de alguien mientras conversamos. Sin embargo, cuando una persona es diagnosticada con Enfermedad de Alzheimer (EA), encuentra estos síntomas cada vez más habituales y severos.

Según la OMS, el alzhéimer es la enfermedad neurodegenerativa de mayor frecuencia después de los 60 años de edad y constituye además, la forma más común de demencia, pues acapara entre un 60 y 70 por ciento de los casos.

“Se caracteriza por el deterioro de la función cognitiva (es decir, la capacidad para procesar el pensamiento) que suele ir acompañado, y en ocasiones precedido, por el deterioro del control emocional, el comportamiento social o la motivación. La demencia afecta a la memoria, la orientación, la comprensión, el cálculo, la capacidad de aprendizaje, el lenguaje y el juicio”, refiere el sitio web oficial de la OMS.

Aunque la edad constituye el principal factor de riesgo, la EA no es un trastorno propio del envejecimiento. Diversos estudios revelan el vínculo entre la aparición del deterioro cognitivo y determinados modos de vida como la inactividad física, la obesidad, las dietas desequilibradas, el consumo nocivo de tabaco y alcohol, la diabetes y la hipertensión. Otros factores modificables son la depresión y el aislamiento.

La EA ocupa la sexta causa de muerte en Cuba, y a pesar de ser una enfermedad sin retroceso a nivel mundial, la Isla forma parte de los 29 países miembros de la OMS (194 estados) que poseen planes de acción gubernamentales dirigidos a enfrentar este fenómeno, asegura el Portal de la Red de Salud de Cuba, Infomed.

La nación cubana no solo realiza investigaciones en busca de tratamientos más efectivos para demorar el proceso degenerativo que sufre el paciente y reducir la severidad de sus afectaciones, sino también en aras de elevar la calidad de vida del enfermo y sus familiares.

Sin embargo, el reto aún es inmenso, dado a que el número de habitantes con esta condición puede incrementar en el país en los próximos años con el acelerado proceso de envejecimiento demográfico. En este sentido, la provincia implementa estrategias eficaces para llegar a esas zonas con mayor presencia de personas de la tercera edad.

 

 

POR UN ADULTO MEJOR

La intervención comunitaria “Mente sana en cuerpo sano, por un adulto mejor” implica a voluntarios, pacientes, familiares, estudiantes y profesionales con el objetivo de convivir con quienes padecen esta patología en sus diferentes estadios, minimizando la sobrecarga del cuidador y reduciendo el estigma social que tales trastornos generan.

El doctor Adolfo Valhuerdi Cepero, presidente de la filial provincial de la Sección Cubana de Alzheimer de la Sociedad de Neurociencias de Cuba, explica que alrededor de 12 000 personas en el territorio tienen una demencia establecida y más de 15 000 se encuentran en la fase previa de deterioro cognitivo leve. Además, por lo general se involucran una o dos personas en el acto de cuidar, quienes potencialmente van a desarrollar el síndrome del cuidador agotado.

El mismo se manifiesta con frecuencia cuando el acompañante ha agotado sus reservas psicofísicas y se muestra desmotivado, sin capacidad para enfrentarse a los problemas y presenta sentimientos de culpa. Por ello la importancia de la escuela de cuidadores unida ahora a la Casa de Abuelos de Río y Ayuntamiento, vía para reducir los estigmas.

“En estos encuentros se realizan automasajes, masajes en pareja, ejercicios de sincronización de respiración con movimiento y danzas, con la idea de realizar actividades difíciles y novedosas que los estimule cognitiva, conductual y afectivamente”, agrega el también especialista de Primer Grado de Medicina Interna.

En la urbe yumurina un joven de 30 años que prefiere mantener su nombre en el anonimato cuenta su experiencia: “Cuando supimos de la enfermedad de mi papá buscamos ayuda y comenzamos a acudir a estos espacios. En ellos aprendimos más del padecimiento y a la vez sobre el trato que debíamos brindarle, pues a veces estas personas se manifiestan de forma agresiva o no se comunican mucho”.

 

CON UN PROYECTO DE VIDA

Desde sus inicios la intervención incluye el ejercicio de pesquisaje organizado por la cátedra extensionista Mente-Cuerpo de la Universidad de Ciencias Médicas y la Dirección Provincial de Salud.

Cristóbal Mesa Simpson, profesor principal de Psicología de dicha Facultad, destaca la  participación de los estudiantes de Medicina fundamentalmente, enfocados en dos direcciones: “una sobre la investigación desde la cátedra a través de la exploración en múltiples áreas de Matanzas para detectar las personas con sintomatología; mientras la otra se dirige a la orientación de la comunidad”.

En el modelo también participan otros sectores y carreras de la Universidad de Matanzas. Rosa Elvira Alfonso Ramos, decana de la Facultad de Humanidades, apunta que los alumnos de Estudios Socioculturales también se integran a las actividades de la cátedra y colaboran con las investigaciones.

El doctor Adolfo Valhuerdi señala que la pesquisa activa incluye un test cognitivo, uno afectivo, de proyecto de vida, de inteligencia múltiple y de funcionalidad familiar, para detectar  precozmente la enfermedad.

“Este año se aprobó la estrategia nacional Proyecto de vida y factores contextuales de adultos mayores a través de un estudio exploratorio urbano y rural. El mismo deriva en una acción participativa inmediata capaz de vincular a la familia y mostrarle la importancia de cantar, bailar, pintar, aprender nuevos idiomas o instrumentos musicales, algo que nunca se había evaluado directamente sobre este grupo etario”, enfatiza.

Por su parte, Mesa Simpson manifiesta que cada vez son más los estudios que demuestran cómo la actividad intelectual del individuo le protege en buena medida del padecimiento. Realizar actividades que promuevan el uso de las funciones intelectuales e intercambiar con otros pueden contribuir al desarrollo de la sociedad a partir de las experiencias de las personas de la tercera edad.

“Algunos se preguntan qué esperar a su edad y sin embargo todavía pueden vivir mucho más. Qué sentido tiene que el sistema sanitario se desgaste conservando la integridad física de los pacientes si estos no tienen un sentido de vida, lo que aumenta el riesgo de depresión, suicidio y determinados patrones perjudiciales de conducta a nivel familiar”, interviene Valhuerdi.

Entregar todo el cariño y atención a quienes padecen alguna demencia es uno de los retos actuales en esta sociedad cada vez más envejecida. Urge entonces seguir materializando acciones para ofrecer un entorno de bienestar al adulto mayor y promover estilos de vida saludables. Sin dudas, las canas no representan el final del camino, sino la oportunidad de vivir a plenitud mientras luchemos desde temprano para evitar que esa mágica caja de recuerdos quede vacía. (Anet Martínez Suárez, Ayose García Naranjo y Jeidi Suárez García)

 

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