La avenida Hermano Nectario María, mejor conocida por todos como la Ribereña, es más que una simple carretera; es el corazón que conecta a Barquisimeto con Palavecino, una arteria vital para el movimiento diario de miles de larenses. Sin embargo, este importante cordón vial se encuentra en una situación crítica, con un deterioro que, según los expertos, avanza sin freno.
El ingeniero civil Arcadio Torrealba, quien participó en la construcción de esta obra a finales de los años 80, alza su voz con preocupación. «Estamos viendo un deterioro progresivo en la Ribereña», afirma. «El problema de los drenajes es el principal. Siempre debieron tener un mantenimiento periódico que no se les ha dado». Torrealba, que también forma parte de la organización MOSECO, subraya que las soluciones no siempre requieren grandes inversiones, sino acciones constantes y preventivas.

El peso pesado de la negligencia
Una de las principales causas de este deterioro, según el ingeniero, es el paso descontrolado de vehículos de carga pesada. La Ribereña, en su concepción, no fue diseñada para soportar el peso de gandolas de combustible, camiones de cemento o vehículos cerealeros. «Esta vialidad tiene restricciones tanto en su parte geométrica como en su parte estructural», explica Torrealba. «Todos los días vemos gandolas que son muy pesadas para esta vía, y están produciendo un deterioro en sectores específicos«.
Los efectos de esta sobrecarga son visibles en puntos clave. El Distribuidor de Macuto, por ejemplo, muestra huecos que se acentúan justo donde las ruedas de las gandolas marcan su paso. Lo mismo sucede en el Distribuidor Bellas Artes, donde una de las juntas se ha desplazado, «probablemente por el peso excesivo de algún camión que no debió circular por allí. Son pequeñas fracturas que, con el tiempo, se convierten en grandes problemas». Mencionó Torrealba


Soluciones urgentes y un llamado a las autoridades
El diagnóstico del ingeniero Torrealba incluye soluciones concretas. En el caso del Distribuidor El Garabatal, en la parte alta, propone la construcción «urgente de la torrentera y ver allí abajo el cabezal donde convergen los escurrimientos de aguas». También sugiere revisar la alcantarilla que pasa por debajo de la Ribereña. Son pasos técnicos, sí, pero que apuntan a la recuperación de una estructura vital.

Pero el llamado más enfático de Torrealba es a las autoridades. «Es muy importante que haya un puesto de control en los accesos de la avenida», clama. «Es muy importante que las autoridades restrinjan el paso de vehículos pesados porque de un momento a otro vamos a tener un colapso importante por el tema de la sobrecarga».
El mensaje es claro, si no se toman medidas a tiempo, la Ribereña podría colapsar, afectando la movilidad de toda la región. El reloj avanza, y el deterioro de esta vital arteria vial exige una respuesta inmediata y coordinada para evitar un desastre anunciado.
Oriana Lorenzo / Noticias Barquisimeto