De reportera a repostera: La dulce historia de una madre emprendedora en Barquisimeto

En el ajetreado mundo del periodismo, donde la inmediatez y la noticia mandan, Andrea Campos, una joven comunicadora social de nuestra Barquisimeto, se encontró ante un giro inesperado en su vida. La llegada de la maternidad no solo transformó su día a día, sino que también sembró la semilla de un emprendimiento que hoy endulza los paladares de muchos barquisimetanos Q’Dulces.

Lo que comenzó con una nevera prestada y algo de dinero, hoy es una realidad que demuestra la constancia y el ingenio de Andrea. «Q’Dulces nace a raíz de ese tiempo libre que tienes cuando eres mamá, una vez que te acoplas al bebé y quieres ser productiva», nos cuenta Andrea con una sonrisa. La idea, inicialmente sugerida por amigos y familiares, germinó en su mente y se materializó con una marquesa de chocolate, el postre insignia que dio inicio a esta dulce aventura.

La receta del éxito: Constancia, variedad y organización

Los primeros meses, como todo comienzo, estuvieron llenos de ajustes. «Fue de costumbre, tienes que acostumbrarte a ciertas rutinas: qué días vas a cocinar, qué días vendes, qué le gusta a la gente y, lo más importante, ¡variar!», enfatiza Andrea. Y es que el menú de Q’Dulces ha crecido exponencialmente, ofreciendo desde los tradicionales quesillos y tortas de piña, hasta tortas húmedas de chocolate, alfajores, batidos y hasta los siempre apetitosos tequeños.

La producción de Andrea inicia los jueves, un día clave para tener todo listo y fresco. «Hay algunos dulces que llevan bastante tiempo y por eso tenemos varios días de producción», explica. La clave está en la frescura, ya que, como nos asegura, «los dulces en la nevera no pasan más de una semana y gracias a Dios todo se vende».

Del micrófono a la manga pastelera: Un cambio de vocación motivado por el amor

La transición de reportera a repostera es un testimonio de cómo la vida, a veces, nos lleva por caminos inesperados pero gratificantes. «Al principio no te lo imaginas, claro que cuando te gradúas quieres ejercer tu carrera, pero llegó la maternidad a mi vida y no quería dejar a mi bebé ni solo ni con alguien más», confiesa Andrea con sinceridad. Fue entonces cuando su habilidad para preparar dulces, ese don innato que siempre tuvo, se convirtió en una oportunidad. «Me dije, ¿por qué no? Y así fue, nos fuimos acoplando él a mi rutina y yo a la de él«, relata. Hoy, Q’Dulces celebra dos años y medio de crecimiento y éxito.

Andrea, inicia labores a las 10 de la mañana, se dedica a una meticulosa producción que asegura la calidad de cada postre. A pesar de las inevitables pérdidas que todo negocio enfrenta, Andrea mantiene una actitud inquebrantable. «Aunque siempre queramos tener ganancias, es parte del negocio y de la vida. Aun así nos mantenemos y hay que ser constantes», sentencia, dejando claro que la resiliencia es un ingrediente fundamental en su receta.

Un sueño dulce con sabor a expansión

Uno de los aspectos que más llama la atención en el taller de Q’Dulces es la dedicación al detalle, desde el uniforme hasta el logo, elementos que proyectan profesionalismo y consolidación. «Si te soy sincera, no me imaginaba que Q’Dulces iba a crecer tan rápido en el sentido de tenerlo consolidado. Mi idea es que mi producto se dé a conocer en la calle», revela Andrea. La visión de un negocio próspero la impulsa, recordando con emoción los humildes inicios. «Q’Dulces inició con una nevera que me prestaron y el poco dinero que tenía. Lo fuimos comprando a medida que fuimos creciendo, la gente nos fue apoyando. Claro que sí, a veces daba miedo, es como si fueras con un brazo adelante y un brazo atrás porque siempre está el miedo, pero obviamente, si no te arriesgas, no podemos tener todo esto que tenemos acá».

Mirando hacia el futuro, Andrea tiene un objetivo claro y dulce: «Lo quiero ver, y lo voy a ver, ya en un local». Este sueño de expansión se nutre de la experiencia, incluso en la repostería, un arte que, en gran parte, aprendió de forma autodidacta. «Todo ha sido bajo mi conocimiento, claro que también buscamos en nuestro querido amigo Google», confiesa entre risas. El temor inicial a las tortas de cumpleaños y el «mangueado» se disipó con un curso en una escuela de cocina, abriéndole las puertas a la elaboración de postres para celebraciones.

Un mensaje de aliento para emprendedores y madres venezolanas

Andrea Campos no solo es un ejemplo de emprendimiento, sino también un faro de esperanza para aquellos que buscan materializar sus sueños en un contexto como el venezolano. Su mensaje para los emprendedores es claro y contundente: «Sean constantes, porque si a veces tenemos días que no se venden nada, a veces tenemos semanas, pero así, así la constancia siempre te va a dejar algo bueno, te va a dejar algo positivo». Y añade: «Si tú te caes en ese momento que ves que no estás vendiendo nada, no, no decaigas, porque hay semanas que son buenas, hay semanas que son malas y esta es la montaña rusa de todo emprendedor, creo yo. Mantente ahí porque sí se puede, sí se puede salir adelante». Su propia historia es la prueba: «Esto no me tomó un día ni dos días, pero yo ya veo mi negocio y mis cosas, veo mi almacén lleno de los ingredientes. Sé constante, sé organizado que sí se puede».

Para las jóvenes madres que, como ella, desean emprender sin descuidar a sus pequeños, Andrea tiene un consejo lleno de empatía y sabiduría: «Sí se puede, lo más importante es acoplarte a tu bebé. Cuando tú ya lo conoces, ya sabes cuál es su rutina, acóplate a él y lo demás es organización porque sí se puede». La imagen de Andrea con su hijo, Adrián, acompañándola en las entregas es habitual y conmovedora. «A mí me ha tocado tener a mi bebé acá jugando, entretenerlo, ser mamá, de repente amamantarlo, entregar las cosas con él. Ya la gente lo conoce, ‘ahí viene Adrián, ahí viene el pedido’, porque siempre está conmigo, siempre entregamos los pedidos juntos y ya él sabe que mamá trabaja, mamá tiene un trabajo y él respeta», comparte emocionada. «Así que si eres mamá y vas a emprender, créeme que sí se puede. Al principio es un caos, luego te acostumbras y arrancas tu negocio».

La historia de Andrea Campos y Q’Dulces es un dulce recordatorio de que la pasión, la constancia y la adaptación son los ingredientes secretos para convertir un sueño en una deliciosa realidad, incluso en medio de los desafíos.

Oriana Lorenzo / Noticias Barquisimeto