De ingeniero a rescatista para salvarle la vida al piloto del helicóptero siniestrado

El ingeniero Eduardo Alvarado, no sabía lo que le aguardaba en horas de la tarde cuando dejó a su hija en el colegio esa mañana. No se imaginó que horas mas tarde iba a tener que tomar una decisión valiente para salvar la vida del piloto de un helicóptero de la FANB que cayó en las inmediaciones de la Encrucijada de Pavia, al Oeste de Barquisimeto.

En un contacto telefónico al programa de Noticias Barquisimeto, que se transmite por SOMOS TV y Somos 93.5 fm, el habitante de Pavia confesó que tras observar como la aeronave venía en picada, se montó a bordo de un vehículo para llegar hasta el accidentado lugar.

Fue una de las primeras personas en llegar al sitio, e inmediatamente el calor de las llamas lo agobió, al mismo tiempo que escuchaba los alaridos de uno de los tripulantes que estaba dentro del helicoptero siniestrado.

Comprendió que tenía que ponerse el “traje de héroe” para poder salvar la vida, de quién resultó ser el piloto, pero había un detalle, la puerta de la nave no abría debido al impacto contra el suelo y esto no permitía retirar el cuerpo adolorido del miembro de la FANB.

Cuando él y otro grupo de habitantes aledaños al sector, se dieron cuenta que la puerta estaba trabada, uno de los acompañantes se quitó la franela y se la entregó a Alvarado para colocársela en los puños y poder así golpear frenéticamente el vidrio y poder sacar al hombre por la ventana.

El calor y las llamas seguían sofocando, en medio de esto el piloto le decía “Auxilio, ayudenme, no me dejen morir”, por ello no dudó ni un segundo en seguir intentándolo a pesar de exponer su propia vida.

Así que se arrodilló y oró, se tomó unos segundos para pedirle a Dios le diera la fuerza necesaria para retirar con vida al infortunado uniformado. Fue entonces, cuando se levantó con mayor ímpetu y segundos después, lograron acceder a la aeronave y “destrabar” la humanidad del piloto y retirarlo de allí.

Fue el piloto, una vez afuera y siendo trasladado por cada una de sus extremidades, que anunció que junto con él venían 3 personas más, de las cuales, posteriormente se pudo conocer que el copiloto había podido salir por sus propios medios a pesar las lesiones, pero los otros dos tripulantes murieron en el accidente. Uno de ellos, consumido por las llamas y la otra persona, una fémina, murió tras salir expelida o “lanzarse” del helicóptero en picada, aún no se determina la hipótesis correcta.

El mismo Ingeniero Alvarado, se montó en una camioneta para trasladar al piloto mal herido hasta el Seguro Social Pastor Oropeza, pero manifestó que este vehículo se quedó sin gasolina, por lo cual tuvieron que en plena vía solicitar la asistencia de otro conductor quien realizó el trasbordo y los trasladó hasta el IVSS.

Al llegar allí, aún en este centro hospitalario no sabían de la situación y a pesar que atendieron al piloto, Alvarado confesó que él no lo atendieron, a pesar de tener parte de su cuerpo lastimado por el calor de las llamas, su cuerpo lleno de rasguños, golpes y tunas, además de su puño derecho (“de acero” como lo llamo él) visiblemente lastimado producto de los golpes que le dió al vidrio del helicoptero.

Allí recordó que tenía que buscar a su hija al colegio a las 04:00 p.m. por lo cual decidió retirarse del centro de salud e ir en búsqueda de ella. Al llegar nuevamente a su casa, ya su esposa se había enterado de la situación y lo recibió con lagrimas en sus ojos, por haber expuesto así su vida y la seguridad de su familia, sin él ser rescatista o “algo parecido”.

Eduardo Alvarado le dió gracias a Dios por permitirle ser instrumento de ayuda al prójimo y salvarle la vida a otro ser humano.