La mañana de este miércoles se pintó con la emoción de una aventura. Luis David, un joven talento de 12 años del sector Caja de Agua, en Barquisimeto, se embarcaba en la travesía de su vida. Con las manos acostumbradas a moldear el barro de la quebrada cercana a su casa, emprendía el camino a Valencia con un solo sueño en mente: conocer a Josué Benjamín, el maestro detrás de «El Mundo de Plastilina». Un encuentro que se gestó entre la tierra larense y el vibrante universo de la capital carabobeña, gracias al impulso de la gente de Noticias Barquisimeto, quienes desde el primer momento creyeron en este joven prodigio.

El génesis de un sueño
La historia de este encuentro no es fortuita, sino la culminación de un anhelo. Hace u poco más de un mes, la habilidad de Luis David con el barro, material que encuentra y moldea con maestría, captó la atención en las redes sociales. Sus obras, llenas de vida y autenticidad, llegaron a los ojos de este medio, que sin dudarlo, se acercó a su mundo. Lo que encontraron fue más que un artista incipiente: descubrieron un corazón noble y una pasión desbordante. Fue en ese primer acercamiento que el joven barquisimetano confesó su más grande deseo: crear una escultura con Josué Benjamín.
Tras un intento fallido en Caracas, el equipo de Noticias Barquisimeto volvió al sector Caja de Agua. En esta visita, Luis David, con la inocencia y el atrevimiento que solo la niñez puede tener, lanzó una invitación pública a su ídolo: «Josué, ven a Barquisimeto y conoce mi mundo del barro». Sin saberlo, esa llamada de la tierra larense pronto encontraría respuesta.


Un abrazo de magia y arte
La fecha se marcó en el calendario, miércoles 20 de agosto; y Noticias Barquisimeto no dudó en acompañarlos. A las 6 de la mañana, la travesía se puso en marcha. Luis David, acompañado por su hermano y su madre, irradiaba una mezcla de felicidad y nerviosismo. Unas horas más tarde, el taller de Josué en Valencia se abría ante sus ojos y la magia se hizo presente.
«Luis David, por fin nos conocemos», exclamó Josué, de 16 años, mientras le daba un abrazo al joven artista. «Apenas vi tu video, tenía demasiadas ganas de conocerte. Las puertas de mi taller siempre estarán abiertas para ti». Las palabras de bienvenida resonaron con la calidez de quien reconoce a un igual.


El recorrido por el taller fue un intercambio de ideas, de técnicas y de sueños. Josué, con una humildad que sorprende, le dijo a su invitado: «Estoy muy sorprendido por todo lo que haces, estoy seguro de que vas a ser mil veces mejor que yo». Un reconocimiento de maestro a un talento que apenas florece.


El momento más esperado
El clímax de la visita llegó con el regalo que Josué le hizo a Luis David, una caja con muchísima plastilina para que su imaginación volara sin límites. Juntos, se adentraron en la galería para crear una obra. Josué, con la paciencia de un gran maestro, le mostró sus secretos para esculpir rostros, un gesto que conmovió a Luis David.
«Estoy muy emocionado de estar frente a un gran artista, no tengo palabras para describirlo», dijo el joven barquisimetano, mientras sus manos, expertas en barro, se familiarizaban con la suavidad de la plastilina. Por su parte, Josué le respondió, «es un orgullo para mí estar frente a él y poder apoyar el talento venezolano».


La colaboración se materializó en un par de rostros y figuras, donde la impronta de cada uno se unía. Luis David manteniendo siempre presente a su abuelito carpintero quien le forjó en sus primeros pasos.
Pero la experiencia no se detuvo ahí. Josué lo invitó a ser parte de su obra más ambiciosa: la imagen del Doctor José Gregorio Hernández, una escultura de 9 metros que se alza como la más grande del Beato en el mundo. Con entusiasmo, le enseñó las técnicas para obras de esa magnitud mientras daban forma a los zapatos de la imponente figura. «Ahora puedes decirles a todos que fuiste parte de la obra del doctor José Gregorio Hernández más grande del mundo», le dijo Josué.



La despedida…
La jornada llegó a su fin, pero el intercambio artístico perdurará para siempre. Luis David, aún sin palabras para describir la emoción de haber conocido a su ídolo y ahora maestro, se despidió con el corazón lleno. La historia de estos dos artistas, uno del barro y otro de la plastilina, demostró que el talento no tiene fronteras.
Este capítulo cierra en Valencia, pero sin duda, es solo el comienzo de una gran historia. ¿Se reencontrarán estos artistas en Barquisimeto para dar forma a un nuevo sueño? Lo sabremos muy pronto.
El equipo de Noticias Barquisimeto da un especial agradecimiento a todas las personas que colaboraron para que el sueño de este joven artista se hiciera realidad.
Oriana Lorenzo / Noticias Barquisimeto