Al concluir la Asamblea Plenaria de Obispos, emitieron un mensaje, donde invitaron a todos los católicos de la isla, a transformar sus hogares en pequeñas iglesias domésticas, en medio de la pandemia, para renovar la Fe en Cristo, y rezar por los que sufren
La Plenaria fue celebrada a los pies de la Imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba, y tras finalizar los encuentros, los Obispos cubanos recordaron el 170º aniversario de la primera visita realizada por San Antonio María Claret al Santuario mariano en Santiago de Cuba; fue la ocasión propicia, para dirigir un mensaje de aliento al pueblo cubano, en estos momentos, en que la pandemia del Covid-19 arrecia, así como las dificultades económicas y sociales que trae a su paso.

“Rezamos por todos”
En el mensaje final se deja leer lo siguiente: “Los momentos que vivimos no son fáciles para todos: pensamos y rezamos especialmente por los que se han contagiado con la epidemia, así como por todo el personal de salud que los atiende y los científicos que han venido trabajando en busca de diversas vacunas. Pensamos y rezamos, del mismo modo, por el esfuerzo de ustedes para conseguir el pan, las medicinas y la fortaleza necesaria para vivir el día a día”.
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De igual manera, expresan que Cuba sigue sufriendo las consecuencias de una tercera ola de contagios, que continúa oscilando en números y regiones del país. El repunte de contagios ha obligado el retorno a las medidas sanitarias más restrictivas como el cierre de los centros educativos, bares, restaurantes, la limitación del horario nocturno del transporte público y la cuarentena de viajeros en centros estatales. No obstante, la escasez derivada de la crisis económica obliga a que la gente salga a la calle y haga largas colas para adquirir alimentos y otros productos básicos.

Iglesias domésticas
Por otro lado, agradecen la disponibilidad y generosidad de servicio de tantas personas e instituciones que “comparten el pan, las medicinas y el ánimo con aquellos que más lo necesitan”; los Obispos también, reconocen la pena que viven los fieles al no poder reunirse en los templos y casas de misión para las celebraciones habituales del domingo, de allí el llamado de convertir sus hogares en un templo doméstico.

Al respecto, exhortan a saber “crecerse, una vez más, ante las dificultades”, y hacer de la familia “una comunidad doméstica donde se rece el Padre Nuestro y el Ave María, se lea la Palabra de Dios, y donde se le presenten a Dios las necesidades de todo el pueblo”; sin olvidar que “familia que reza unida, permanece unida”.
De manera particular, los Obispos se refieren a este tiempo de Cuaresma: “¡La fe renovada en Cristo, muerto y resucitado por nosotros, llena nuestros corazones de esperanza y nos hace vivir todas las realidades de nuestra existencia confiados en el amor del Señor!”.

El mensaje concluye recordando a la Virgen de la Caridad, que conoce las “ilusiones, angustias y esperanzas” del pueblo cubano y lo sigue acompañando: “Dejemos que la Virgen nos llame a que levantemos el corazón a Dios”.
AV / Con información de Vatican News