A pesar de las advertencias médicas sobre sus graves daños a la salud bucal y general, el consumo de chimo sigue siendo una realidad palpable en Barquisimeto. El equipo de Noticias Barquisimeto se trasladó al centro de la ciudad para conocer de primera mano la percepción de los ciudadanos sobre esta sustancia, y su consumo
En la zona de El Manteco, Heriberto Mendoza, agricultor del campo, admitió consumir chimo «de vez en cuando», aunque aseguró estar intentando dejarlo. Mendoza explicó que su consumo se intensifica durante las jornadas laborales, «le quita la pereza a uno, le duerme el cuerpo y uno no siente nada, le da más ánimo de trabajar, es como un estimulante pues, y te quita el hambre y puedes pasar más horas en el trabajo. Es como un estimulante que te ayuda a trabajar», relató, describiendo los efectos que lo llevan a usarlo.

La misma realidad comparte Eudis Bullones, residente de Río Claro, quien al ser abordado, reconoció llevar consigo la sustancia. «Casualidad, ando comiendo y bueno, no sé, eso es un vicio. Yo soy campesino de allá del pueblo adentro de Río Claro. Yo lo consumo en las mañanas o cuando me provoca«, manifestó, evidenciando la naturaleza adictiva y arraigada de este hábito en zonas rurales.


La preocupación por su expansión en la ciudad y entre jóvenes
Por otra parte, la percepción de Yalitza Montes de Oca, quien se encontraba en el centro realizando compras, fue de total rechazo. «¡Uy, caca, jamás he comido Chimo, eso es horrible y mancha los dientes!», exclamó con sorpresa. Montes de Oca manifestó su preocupación al ver que el consumo no se limita al ámbito rural. «Es un mal hábito en el que han caído los jóvenes, adultos y gente mayor. Yo creía que solo la gente de las áreas rurales lo consumía, pero no, aquí en la ciudad también se consume bastante», alertó.
Curiosamente, la sustancia tiene un mercado activo. Isamar Ochoa, quien afirmó nunca haberlo consumido, reveló que vende chimo en su vivienda en el sector Manzanita. «Más que todo son personas adultas las que lo compran, lo usan por su vicio, es un vicio, están acostumbrados. Semanalmente vengo a comprar mercancía a Barquisimeto. Me llevo entre 5 o 6 paquetes de Chimo, se vende bastante», explicó, mostrando la demanda constante de este producto.


El sondeo de Noticias Barquisimeto en el centro de Barquisimeto revela una dicotomía: mientras para algunos es un «estimulante» laboral o un «vicio» arraigado en la vida campesina, para otros es una práctica desagradable y dañina que, sorprendentemente, ha trascendido las fronteras rurales para instalarse también en el ámbito urbano, incluso entre la población más joven.
Oriana Lorenzo / Noticias Barquisimeto