Ella apenas tiene 18 meses y es alérgica al agua, sus padres ya no saben qué hacer al respecto.
Un baño de 10 minutos le causa enormes erupciones en su piel, urticaria y dolorosas ampollas, sin importar la temperatura del agua o los químicos que utilice. La pequeña Ivy, de Hastings, Minnesota, termina llena de ronchas dolorosas.
El Centro de Información de Enfermedades Raras y Genéticas de los Estados Unidos detectó que lo que padece Ivy es una alergia llamada urticaria quígenica, básicamente, alergia al agua.
Cada ataque tiene una duración de entre 15 minutos y una hora, una eternidad para tolerar.
Los efectos del agua sobre la piel de Ivy Angerman son equivalentes a los de una quemadura de tercer grado. Para minimizar ese dolor, los padres de la chiquilla decidieron bañarla solo dos veces a la semana y de manera fugaz.
Saben que esos días son una “tortura”.
“Estamos muy preocupados por su futuro”, confiesa la mamá, es que todavía no salen de su asombro y del shock que significó el devastador diagnóstico.
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