Con cuatro goles facturados de Messi el Barcelona golea al Eibar 6-1

Messi no distingue. Le da igual que el partido sea bueno o malo, que le marquen de lejos o de cerca. Es incontenible. Demolió al Eibar con cuatro tantos, cuatro. Después de medio partido lento del Barça, en ocasiones dominado por el contrario, escaso de juego. De nuevo los volantes de la segunda unidad, Paulinho y Denis Suárez, que ejerció de extremo zurdo, asistieron al 10 en el triunfo. Cinco de cinco. Impecable arranque con Valverde, que algo tendrá que ver en ello.

Se retiró al descanso el Eibar haciéndose cruces, sin entender cómo demonios perdía 2-0. Y no hablamos del penalti. Eso después. Los armeros buscaron la presión arriba, tocaron con paciencia y precisión y achicaron bien cuando el Barça salió en velocidad. Controló el partido en todo salvo en los remates, que suelen marcar la diferencia.

El primero del Barça fue el penalti que transformó, suavecito y por alto, Messi. Y aquí sí conviene detenerse, porque Hernández Hernández es reincidente en pitar penaltis dudosos o que, directamente, no son. Castigó con la pena máxima (no hay otra peor) una carga de Gálvez a Semedo, igual el año pasado, frente al mismo rival, penalizó un tropezón de Alba y la simulación de Neymar. Mendilibar pidió que no se equivocara tanto como el año pasado. No tuvo ni dudas el colegiado.

Hasta ese minuto 21 lo más reseñable fue una ocasión clarísima de Sergi Enrich. Falló el delantero, y de eso no tiene culpa el colegiado, como tampoco de no pitar fuera de juego del punta, que lo fue por poco, o de cortar una escapada de Deulofeu cuando partía en posición legal. Es lo ingrato del arbitraje. Un error acaba en gol y pasas directamente a la galería de tiro. Y tampoco es eso.

El caso es que el primer tiempo del Barça no fue muy diferente al del Coliseum. Hizo el 2-0 porque Paulinho partió como titular. Pasó de puntillas en el juego, pero es un llegador descomunal, y esa potencia en un córner resulta providencial. Denis, que se encontró extraño como extremo zurdo, convirtió un saque de esquina en un caramelo para el bulldozer brasileño. Nadie le incomodó. Pegas del marcaje en zona.

Las rotaciones masivas de Valverde conservaron a Messi en el eje del ataque, rodeado de centrocampistas. Sólo Deulofeu desahogaba por delante, y el catalán le buscó tras cada desborde. Casi todos los remates llevaron la firma del 10, el mejor finalizador posible. Así continuó en el segundo acto, con la sentencia firmada por Denis, de nuevo decisivo, tras un paradón de Dmitrovic a Leo.

Fue la última que atajó a La Pulga, que en un ratito desató las reverencias del respetable. Primero colocó junto al palo un pase a la red con el interior. Rubricó el triplete con una arrancada desde lejos, apoyándose en pared con Paulinho, imponente a campo abierto. En el juego horizontal le cuesta, pero en el vertical hace un daño terrible.

Y acabó la función con un remate seco, tras pared con Aleix Vidal. Castigo brutal para un Eibar valiente, que sumó dos palos en el tramo final, pero con poca tensión tras el 3-1. Leo, desatado, hizo el resto

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