Comunidad Santa Inés en el olvido: «Necesitamos el asfaltado»

Seis meses, ese es el tiempo que ha transcurrido desde que los vecinos de la comunidad de Santa Inés III, en el oeste de Barquisimeto, pensaron que la pesadilla había terminado. Seis meses de una nueva realidad que, lejos de ser una solución, se ha convertido en otro dolor de cabeza para sus habitantes. Lo que alguna vez fue un problema de cloacas de más de siete años, reparado por Hidrolara, hoy es una calle intransitable que genera polvo, contaminación y desesperanza.

La carrera 16A, entre las calles 55 y 55A, es el reflejo de una promesa inconclusa. Tras los trabajos de saneamiento, los obreros de la hidrológica dejaron atrás una zanja que fue rellenada con la misma tierra contaminada que sacaron. Ahora, con cada lluvia, la calle se transforma en un «barriadal» que impide el paso. Y en los días secos, el polvo y la tierra amarilla invaden las casas, afectando la salud de sus residentes, muchos de ellos adultos mayores.

Maritza Álvarez, una de las voceras de la comunidad, nos dijo, «le damos gracias porque nos repararon este problema que ya tenía bastante tiempo y era sumamente contaminante, pero nos dejaron otra problemática», afirma con un dejo de resignación. La situación se agrava para los más vulnerables: los niños que juegan en la calle por la falta de espacios deportivos y los adultos mayores que ven limitado su movimiento. «Lo que queremos es que nos solucionen este problema y nos dejen la calle y las aceras en perfectas condiciones», sentencia Maritza.

La comunidad ha acudido a los entes gubernamentales sin obtener respuesta. La falta de acción no solo afecta el día a día, sino que también trae consigo otro problema: el camión del aseo urbano se niega a entrar en la calle por las deplorables condiciones de la vialidad, lo que se traduce en cúmulos de basura y un riesgo sanitario adicional.

«Acuérdense que Santa Inés III existe y tiene problemas en sus calles de vialidad y agua. Entra mucho polvo, tierra amarilla que está contaminada debido al problema de las cloacas que hubo aquí. ¡Ayúdennos con el asfaltado y las aceras!«, clama la señora Maritza, haciendo un llamado a las autoridades. A pesar de todo, la fe es lo último que se pierde en el barrio. «Tenemos la fe en Dios de que antes de diciembre nos arreglen esa problemática», concluye, aferrándose a una esperanza que, por el bien de todos, debería ser escuchada.

Oriana Lorenzo / Noticias Barquisimeto