El espiral económico en el que vive Venezuela ha llevado a algunos jóvenes a ofrecer su compañía en chats sexuales para poder generar un ingreso extra. 

Una muestra de ello, es la historia de Alejandro Farías, de 23 años de edad y profesional de la salud bucal,quien decidió dejar su oficio y dedicarse a ser escort -una persona a la que le pagan para acompañar a alguien-, según reseñó este miércoles el diario 2001. 

“La razón es el dinero, tengo gastos y necesito cubrirlos”, dijo para recalcar que no se está prostituyendo. Realizo entretenimiento, aseguró.

En la comunidad digital son muchas las aplicaciones y sitios web en que los usuarios pagan por conversar o compartir un rato con alguien a cambio de dinero. “Muchas veces uno no se desnuda, en ocasiones la gente pide un guiño de ojo, una nalgada o simplemente una sonrisa”, detalló.

“Todo depende del cliente, en otras oportunidades el cliente que te ve mediante la pantalla te pide que te muestres y debes hacerlo”, explicó el joven.

Cobros en dólar paralelo 

La moneda en la que reciben la remuneración se establece en lo que marca el dólar negro para el día del cobro, según afirmó el diario. Los encuentros se ejecutan en lugares que suelen ser definidos como “el estudio” el cual cuenta con un aparataje de luces, cámara y juguetes sexuales.

En el país esa labor es “medio clandestina”, según Alejandro, pero no representa un alto riesgo.Lo peor es que te vea alguien que te conoce, que te reconozcan, pero no se pone en vulnerabilidad la vida de la persona al estar en una calle, no se tiene contacto presencial con nadie, porque además muchos de nuestros clientes son extranjeros”, sostuvo.

 

Agencias