Cifras que duelen: La necesidad de hacer evaluación psicológica a los motorizados

Las calles de Barquisimeto se han convertido en un escenario recurrente de tragedias, donde las motocicletas son protagonistas y, con demasiada frecuencia, víctimas.

Los accidentes de tránsito con motorizados han alcanzado cifras alarmantes en los últimos meses de 2025, encendiendo las alarmas de las autoridades y la ciudadanía. El fenómeno no es nuevo, pero la tendencia ascendente en los siniestros viales exige una mirada profunda y acciones urgentes.

Es comprensible y, de hecho, crucial considerar la implementación de exámenes psicológicos obligatorios para los motorizados, especialmente dada la situación actual del tránsito en Barquisimeto y, en general, en Venezuela. La conducta de los motorizados en las vías es un factor significativo en la seguridad vial, y su estado psicológico puede influir directamente en sus decisiones y reacciones al conducir.

Un conductor con problemas de estrés, impulsividad, agresividad o falta de atención puede representar un grave riesgo para sí mismo y para los demás usuarios de la vía. Las evaluaciones psicológicas pueden identificar estos patrones de comportamiento antes de que causen accidentes. Al detectar y abordar problemas psicológicos, se pueden tomar medidas preventivas, como la recomendación de terapia o la restricción de licencias en casos extremos, lo que podría disminuir drásticamente el número de accidentes.

La implementación de estas pruebas puede generar una mayor conciencia entre los motorizados sobre la importancia de su salud mental y su impacto en la conducción, fomentando una cultura de mayor responsabilidad al volante. Un tránsito más seguro beneficia a toda la comunidad, reduciendo el número de heridos, fallecidos y las cargas emocionales y económicas asociadas a los accidentes de tránsito.

Cifras que Duelen

Aunque las estadísticas locales detalladas para Barquisimeto en los últimos meses del año 2025 aún están en proceso de consolidación por parte de las autoridades competentes, consultadas para este reportaje, los datos a nivel nacional y las incidencias en la capital larense dibujan un panorama preocupante.

En enero 2025, el Observatorio de Seguridad Vial (OSV) registró a nivel nacional 332 accidentes de tránsito, con 127 muertes y 512 lesionados. “De estas lamentables cifras, 63 motorizados perdieron la vida, representando la mitad de los fallecidos en todo el país”. Un dato escalofriante es que casi el 80% de los fallecidos en accidentes de moto eran hombres jóvenes, con edades comprendidas entre los 15 y 29 años.

Durante el primer Trimestre de 2025, Venezuela contabilizó 397 fallecidos por accidentes de tránsito. Los motoristas representaron el 45,8% de las víctimas fatales, con un alto porcentaje de hombres jóvenes entre 16 y 25 años.

Para abril de este año, El Observatorio de Seguridad Vial reportó 122 fallecidos por accidentes de tránsito en Venezuela, y el 50% de estos siniestros involucraron a motorizados. Si bien estos datos son nacionales, la realidad en Barquisimeto no es ajena a esta tendencia. La ciudad ha sido testigo de múltiples incidentes que confirman la vulnerabilidad de los motociclistas.

Recientemente, el 9 de junio de 2025, un caso de arrollamiento a un adulto mayor en el sector conocido como “Pata e’ Palo”, donde el conductor de la moto se dio a la fuga, se sumó a una preocupante cadena de eventos. Asimismo, en mayo, una abuela fue arrollada en la avenida Libertador de Barquisimeto, y en marzo, una septuagenaria en silla de ruedas fue impactada por un motorizado en el centro de la ciudad. Estos casos resaltan no solo la imprudencia, sino también la falta de responsabilidad en muchos de estos siniestros.

¿Por qué tantas motos involucradas?

Expertos en seguridad vial consultados por Noticias Barquisimeto y los propios motorizados, coinciden en varios factores que contribuyen a este sombrío balance:

  • Imprudencia al volante: Exceso de velocidad, maniobras temerarias, no respetar las señales de tránsito y la falta de uso adecuado del casco son factores recurrentes.
  • Falta de formación y concientización: Muchos motorizados adquieren motos sin la capacitación necesaria o sin tener conciencia plena de los riesgos que implica circular en ellas.
  • Consumo de alcohol y drogas: La conducción bajo los efectos de estas sustancias sigue siendo una causa significativa de accidentes.
  • Fallas mecánicas: Aunque en menor proporción, las condiciones deficientes de las motocicletas también contribuyen a los siniestros.
  • Infraestructura vial deficiente: Huecos, falta de señalización y alumbrado en algunas vías pueden aumentar el riesgo.
  • Falta de control y fiscalización: La percepción de impunidad ante las infracciones fomenta la reincidencia.

Un llamado a la acción urgente

Ante esta cruda realidad, la sociedad barquisimetana, las autoridades de tránsito y los organismos de seguridad vial deben unirse para frenar esta epidemia sobre ruedas.

“Es imperativo fortalecer la educación vial e Implementar programas educativos más robustos y accesibles, no solo para quienes obtienen licencias, sino para la comunidad en general, haciendo énfasis en el respeto y la convivencia en las vías”, reflexionó uno de los consultados.

Además, se requiere intensificar los operativos de fiscalización para aumentar los controles de velocidad, uso de casco, cumplimiento de las normas de tránsito y detección de consumo de alcohol y drogas, y también revisar las sanciones donde se evalué “si las multas y penalizaciones actuales son suficientes para disuadir la imprudencia y la irresponsabilidad”.

También es necesario mejorar la infraestructura vial, invirtiendo en el mantenimiento y la adecuación de las calles para garantizar condiciones de seguridad para todos los usuarios, y simultáneamente fomentar el uso responsable de la moto a través de la promoción de campañas de concientización que resalten los riesgos y la importancia de la prudencia.

Los accidentes de tránsito con motos no son solo cifras, son vidas truncadas, familias destrozadas y un dolor social que Barquisimeto no puede seguir ignorando. “La seguridad vial es responsabilidad de todos, y es hora de que cada actor asuma su papel para transformar las calles de la ciudad en espacios de convivencia y no de tragedia”.

Equipo de investigación NB