En horas de la tarde de este miércoles 31 de Enero en la calle 54 con carreras 12 y 13, vecinos del sector tomaron la justicia por sus propias manos e intentaron “linchar” a un sujeto que se dedicaba a robar todos los días por dicha calle.

Los habitantes lo despojaron del arma de fuego, lo golpearon en múltiples oportunidades y después lo encadenaron a una ventana. La policía llegó al lugar y el hecho no transcendió a mayores, esto según se reseño en la cuenta oficial de intagram del periódico

Dos casos similares en menos de una semana

El hecho ocurrió justamente en  carrera 23 con calle 39 y sorprendió a una señora. Le pidió todas las pertenencias y además amenazaba con un cuchillo. Personas comentaban que en medio del robo el hampón le cortó el brazo a la víctima, pero muchas personas lo vieron y se fueron contra él.

Vendedores de la zona afirmaban que la señora que resultó herida y fue trasladada hasta un centro de salud para que fuera atendida. Al parecer, la herida no fue tan profunda.

El delincuente intentó escapar pero unos hombres corrieron detrás del sujeto gritando “¡Agárrenlo, agárrenlo!” . Detallan que cuando lograron atraparlo comenzaron a golpear su rostro y costillas. En medio de tantos golpes le decían “¿Te gusta robar? y otras palabras.

Estaba hinchado de tantos golpes, su boca destilaba sangre. La ira se apoderó de las personas que seguían golpeando y decían “vamos a quemarlo”. Sin dudarlo le quitaron toda la ropa y quedó completamente desnudo. Lo amarraron a un poste de electricidad, sentado y con las manos hacia atrás.

A pesar de estar amordazado pedía clemencia para que lo dejaran ir. Pero las personas que lo rodeaban se negaban y mandaron a otros a buscar gasolina para rociarle encima.

    En medio de tanto llanto el delincuente suplicaba: “¡No me maten se los ruego, por el amor a Cristo yo tengo un hijo.” Un joven que tenía al frente le respondió “¿No te gusta robar?, todas las personas como tú terminan muertos”.

Aproximadamente duró media hora amarrado en el poste. Mientras que las personas llamaban a la Policía para que se lo llevara detenido. Lo tenían rodeado y cada vez que hablaba lo golpeaban. El pantalón se lo lanzaron al techo, mientras que la franela la tenía por la espalda.

Un par de mujeres que llegaron en ese momento pidieron que no le hicieran más daño.     “Dios. Déjenlo, no lo vayan a matar”, le dijo una señora a unos hombres. Pero ellos gritaban y le decían que había herido a una persona.

Preguntaban“¿ Y Si fuese matado a la señora?, aquí  estaríamos lamentándonos. A sujetos como esos hay detenerlos”, comentó un joven. En ese momento, un hombre  venía corriendo con un vaso en la mano. “¡Aquí está lo que pedían, gasolina!”, el hombre le roció el liquido encima.

El hombre no dejaba de gritar con desespero “¡no me maten!” “¡no me maten!” sin embargo, el líquido resultó ser agua. “Con un cuchillo o arma los delincuentes como tu se sienten poderosos pero cuando los atrapan sufren”.

En ese momento una señora pidió que lo soltaran, “ya fue suficiente. Dios se encargará de el” le entregó su franela para que se tapara sus partes intimas y le dijo que se fuera rápido antes de que los demás se arrepintieran.

 

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