Autoridades en Venezuela reforzaron acciones para la defensa de menores de edad víctimas de acoso escolar

Las víctimas no quieren ir a la escuela y simulan enfermedades.

Recientemente, las autoridades en Venezuela reforzaron las acciones preventivas y legales para la defensa de menores de edad que han sido víctimas de acoso escolar.

Las medidas han resonado en el miedo reinante de quien sufre por ello y las denuncias de estos actos violentos se elevan a diario.

Unos de los voceros principales del tema ha sido el Ministerio Público, desde la actuación del fiscal general, Tarek William Saab, quien en lo que va de 2022 ha denunciado más de cuatro casos de acoso escolar con tendencia al aumento de reportes.

La psicóloga egresada de la Universidad Central de Venezuela, Yadira Hidalgo Flores, explica que el acoso escolar es todo acto de violencia psicológica y emocional que comete una persona sobre otro individuo o víctima.

“El acoso comienza como eso que conocemos coloquialmente como chalequeo y que trasciende a un daño sobre la víctima. Muchas veces los representantes, docentes y directores dejan en manos de los jóvenes la resolución del conflicto con el típico ‘eso son cosas de muchachos’ sin advertir que ellos no tienen los recursos psicológicos y emocionales para ello”, precisó Hidalgo.

Afirmó que el acoso es un problema que va más allá del tema escolar y que se puede presentar en diferentes etapas de la vida de un individuo. Sin embargo, es tarea de los adultos sensibilizar a los menores de edad, desde el hogar hasta las instituciones educativas y el entorno donde ellos se desarrollen.

Resaltó que antes de emprender campañas comunicacionales con el objetivo de sensibilizar desde la familia y la base educativa, es necesario educar a padres, madres y representantes, e incluso a docentes, para reconocer en etapa temprana las características de un menor de edad que está siendo víctima de acoso escolar u otro tipo de maltrato.
Señales

Estudiosos del tema advierten que una víctima de acoso o violencia escolar generalmente manifiesta sentimientos de vergüenza que le impiden expresar lo que le está sucediendo en su entorno, para no sentirse juzgado o regañado por sus representantes.

Investigaciones explican que la experiencia de un agredido puede generar efectos adversos duraderos con consecuencias en la salud física y mental, producto de la violación de sus derechos humanos.

La profesora de psicología del desarrollo en el King’s College de Londres, del Reino Unido, Louise Arseneault, precisa que las personas suelen relacionar el acoso escolar con un comportamiento normal, que incluso, puede ser bueno para fortalecer el carácter del menor. No obstante, cada día se comprende más a profundidad las implicaciones dañinas, refieren agencias.

Hidalgo destacó que una de las principales características de un niño que sufre acoso son el abandono escolar, cuando manifiesta no querer asistir a la escuela. Otro de los indicadores son la aparición de lesiones como rasguños o morados y cuando son cuestionados dicen que no saben el por qué. También comienzan a desaparecer objetos valiosos para ellos como dispositivos electrónicos o prendas que el acosador suele quitar.

De igual forma, la simulación de enfermedad es uno de las formas de identificar el acoso, pues aseguran sentirse mal para no asistir a clases, cambios en los hábitos de alimentación como no presentar apetito, comer en exceso o a destiempo.

Los cambios en las calificaciones, trastorno de sueño como presentar pesadillas con gritos por las noches, miedo a ser tocado o reprendido, “son parte de los cambios que registran la personalidad y acción diaria de los niños acosados en el ambiente escolar’’, explicó.

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Perfil del niño acosador

Expertos definen al acosador como un sujeto que carece de empatía por su semejante o el entorno.

Además, pueden fingir que entienden los sentimientos de los demás, pero finalmente manifiestan su actitud y comportamiento arrogante.

Para la psicóloga Hidalgo, los menores acosadores generalmente provienen de hogares con dificultades y problemas sumado a padres violentos o muy permisivos. “Este tipo de familias generalmente son madres solteras con poco tiempo en casa para criar a sus hijos o familias económicamente muy bien pero los niños o jóvenes son olvidados afectivamente”, dijo.

En el contexto escolar resaltan que un acosador posee pensamiento dicotómico y cree que la única opinión que cuenta es la suya, le gusta dominar a los demás al sentirse superior cuando internamente tienen la autoestima baja.

Poseen temperamento explosivo e impulsivo, disfrutan y se sienten estimulados por la violencia, tienen poca capacidad de autocrítica y baja tolerancia a la frustración, desafían las normas y son manipuladores.

“Conocer la situación de la parte acosadora es fundamental para atacar ese comportamiento y el acoso escolar. Se trata de un problema global que tiene que ver con la escuela, sus figuras de autoridad y la familia”, enfatizó Hidalgo.
Datos

La Organización Mundial de la Salud en el año 2017 estimó en un estudio que unas 600.000 personas entre edades de 14 a 28 años se suicidan, de las cuales aproximadamente el 50 y 60% de esos suicidios son causas del bullying.

Recomiendan fomentar desde el hogar y las escuelas valores en los niños, como respeto hacilos demás, solidaridad empatía al ponerse en el lugar del otro.

Los sobrenombres, que son tan comunes en las escuelas, son una forma de acoso a los chamos.

Los padres deben escuchar sin juzgar, acompañar a los hijos a resolver el conflicto en la escuela sin agredir al otro y no dejarlos solos para defenderse de la violencia.

No exponer la identidad de los menores de edad que son víctimas de acoso escolar en las redes sociales.

Con información de Ultimas Noticias