Atlético, Real Madrid y Barcelona… ¿Quién gana la carrera final por La Liga?

MADRID – BARCELONA — A ocho jornada de que termine La Liga, Atlético, Real Madrid y Barcelona protagonizan un cierre de fotografía, pues entre el primero y tercer lugar solo hay dos puntos de diferencia.

¿Cuál es el balance y panorama de cada equipo en la búsqueda del título de Liga? Tres analistas de ESPN exponen los argumentos que tienen los contendientes en la recta final de la temporada.

¿El Cholo Simeone ayuda o perjudica a este Atlético?

Diego Pablo Simeone no miente. Nunca ha mentido. Hace poco más de nueve años que se estrenó en el banquillo del Atlético de Madrid con un empate en Málaga. Los rojiblancos se resignaban por aquellos años a ver como Real Madrid, Barcelona, Deportivo de la Coruña, Valencia, Sevilla… les pasaban por encima durante décadas y celebraban como algo excepcional entrar en posiciones europeas a final de temporada.

El entrenador avisó que el futuro solo se hacía partido a partido. Desde entonces la línea de crecimiento del Atlético de Madrid ha sido siempre al alza. Desde la Europa Legue de 2012 a la de 2018, partido a partido, logró además dos Supercopas de Europa, dos finales de Champions, una Liga, una Copa del Rey, dos Supercopas de España, por no comentar algún reconocimiento individual como el mejor entrenador de la década concedido recientemente.

Diego Pablo Simeone no miente. Nunca ha mentido. En el comienzo de la temporada 2019-2020 avisó que sería un año de transición. Había perdido casi toda su defensa titular de la temporada anterior. Habían salido del Atlético de Madrid parte de su extensión en la cancha con la marcha de nombres como Godín o Gabi. Y todo porque necesitaba regeneración para el futuro. Durante meses se criticó al técnico por decir que el año sería difícil. Acabó tercero en liga y eliminado al Campeón de Europa en octavos de final de la Champions.

Diego Pablo Simeone no miente. Nunca ha mentido. Esta temporada, como si de una continuación del final de la pasada se tratase, levantó las mejores expectativas por juego y resultados que recuerdan los Atléticos en la última década. Y eso que decían que el ataque se basaba en un jugador que parecía venir de retirada con 34 años y en un jovencito que era demasiado caro para lo que aportaba. Cuando los rivales le dieron por Campeón de Liga en diciembre y enero, a cinco meses del final, él avisó que todavía pasarían muchas cosas.

Cuando los rivales se quejaban de sus muchas bajas nadie miraba la enfermería del Cerro del Espino, donde el COVID, las lesiones físicas y en muchos casos también anímicas por fallecimientos de familiares, dejaban la ventaja conseguida en el primer tramo de la temporada en apenas un punto. En una temporada difícil para todos el Atlético es líder después de 30 fechas disputadas.

¿Y todavía se pone en duda que el motor rojiblanco es el que nunca miente, el que nunca ha mentido? Como dijo Cervantes en boca de Don Quijote: “Ladran Sancho, señal que cabalgamos”

¿El desgaste físico le puede poner límite a las posibilidades del Real Madrid?

El tramo final de temporada llega en un momento complicado para el Real Madrid. En una semana muy difícil, los de Zidane han ganado al Liverpool y al FC Barcelona en El Clásico. Sin embargo, la preocupación se ha apoderado del entorno tras las palabras de su entrenador sobre el estado físico de la plantilla: “Estamos al límite”.

Desde el vestuario, varias voces admiten que la temporada es “la más difícil” de los últimos años. Muchos jugadores tienen que ir dosificándose en los entrenamientos y se exponen a que, en el momento más inesperado, caigan lesionados. Así le ha pasado a Ramos, Carvajal, Hazard, Odriozola o, por ejemplo, Lucas Vázquez que se pierde lo que resta de temporada por un esguince en el ligamento cruzado de su rodilla.

“No han tejido pretemporada y eso, sumado a la cantidad de partidos acumulados del año pasado tras el confinamiento y a la falta de descanso les está machacando”. Es una voz autorizada del club que desvela a ESPN lo que la plantilla blanca está sufriendo este año. Sin embargo, esa misma fuente admite que el equipo se ha ido superando a sí mismo y ha crecido “en lo colectivo” hasta convertirse en el único equipo que está vivo en todas las competiciones.

Por eso el Real Madrid es diferente. Por supuesto que puede fallar porque las lesiones son muchas y la falta de rotaciones puede lastrar a un equipo que, ya de por sí, tiene una plantilla limitada. Recordemos el ejemplo de la delantera, donde sólo hay dos atacantes específicos como Benzema y Mariano, que apenas cuenta. Sin embargo, los blancos tienen un ADN único: a la hora de la verdad siempre dan ese paso adelante que otros no se atreven a dar y es cuando el madridismo aplaude las gestas de su equipo.

Está por ver si este año se puede repetir alguna de esas gestas. De momento, y a pesar de las lesiones, el Madrid está preparado para todo y llega con ganas de luchar, de sufrir y de ganar.

¿Perder todos los partidos clave, es el reflejo de que el Barca le quedó grande a Koeman?

El Barcelona se desinfló en el momento determinante, que no definitivo, de la temporada y la noche en que podía asaltar el liderato se quedó con la sonrisa helada y la sensación de una labor inacabada que, de pronto, le devolvió a un estado de duda que no recordaba desde hacía meses en la Liga.

El equipo que había sumado 40 de los últimos 42 puntos, convirtiendo su destino intrascendente en una persecución ilusionante, ya dio síntomas de agotamiento frente al Valladolid y sufrió en Valdebebas un tropezón que obliga a repensar la realidad de este Barça en construcción pero condenado, siempre, a mantener el tono.

Ocurre que en la montaña rusa que fue hasta enero la temporada, cada vez que tenía enfrente un partido de máxima exigencia el resultado desmentía su teórico poder y lo demuestra el que haya sumado, a falta de ún último duelo en el Camp Nou ante el Atlético, cero puntos de nueve posibles ante los dos grandes rivales por el título. Cayó en el Metropolitano y le tumbó en los dos Clásicos el Madrid. ¿Arbitrajes? Lo que sea… Pero perdió y quedó con la sensación que, tal como la pasada temporada, está un paso por detrás.

Ronald Koeman aceptó el reto de hacerse cargo de un equipo en franca depresión. Aceptó quedarse sin delantero centro, tomando la responsabilidad de anunciarle en persona a Luis Suárez una decisión de la directiva, y comenzó el curso con una plantilla inferior, diga lo que se diga, respecto a cualquier otro aspirante. Más aún en Europa.

Y sin pestañear ante las críticas se fue amoldando a un vestuario que ha mostrado creer en él, tanto por su gestión como por sus cambios de dibujo, demostrando no ser lo intransigente que se pudo sospechar. Koeman, además, ha dado carrete a la juventud catapultando a Pedri, Mingueza, Araújo o Ilaix Moriba, soportando una baja por lesión (Ansu Fati) mucho más trascendental de lo que podría pensarse y ha sabido mover con agilidad sus piezas para ir encontrando el camino correcto.

Se entiende ventajista, hoy, afirmar que el Barça le ha venido grande al entrenador holandés atendiendo a que empezó de cero un proyecto ya herido y enfrentado a los de Simeone y Zidane… Pero no puede obviarse que en los momentos clave ni él ni sus jugadores, con Messi al frente, han sido capaces de dar un golpe sobre la mesa.

A esas tres derrotas en la Liga frente a Colchoneros y merengues, se añaden los dos derrumbes en Champions, ambos en el Camp Nou y contra Juventus y PSG, que terminan de dar forma a esa sensación de escasez de recursos en las grandes citas y colocan en la diana de la duda a Koeman, para muchos un técnico de entreguerras pero no de futuro por más que en esta terrible época que le ha tocado vivir en el Barça haya sido capaz de mantener a flote a un equipo con tantos déficits.

Decía Johan Cruyff (siempre se acaba en el Camp Nou haciendo referencia a JC) que lo verdaderamente importante es llegar al momento decisivo de la temporada con aspiraciones a ganar títulos y el Barcelona, que el sábado puede ganar (o perder) el de Copa contra el Athletic que ya le venció en la final de la Supercopa, llega a mediados de abril peleando por una Liga a la que en enero, hace apenas tres meses, nadie habría aspirado en el club.

Con todo ello en la balanza se antoja atrevido, cuanto menos, decir a estas alturas que el Barça le haya venido grande a Koeman.

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