El grave atentado contra el senador y precandidato presidencial del Centro Democrático, Miguel Uribe Turbay este sábado 7 de junio, ha conmocionado a Colombia y parte del continente, agravando aún más la crisis política en ese país.

Determinar quiénes se benefician de un atentado de esta magnitud es complejo y, a menudo, las consecuencias no son tan directas como podrían parecer. Sin embargo, ya muchos analistas independientes y conocedores de la historia colombiana, a quienes consultamos manteniendo sus nombres en reserva, han asomado los posibles escenarios y actores involucrados indirectamente es este grave acontecimiento.
Actores desestabilizadores para generar caos
Los grupos armados ilegales en Colombia podrían buscar debilitar la institucionalidad y generar un clima de zozobra para fortalecer su control territorial, sus economías ilícitas y sus agendas políticas a través de la violencia. Un atentado a un precandidato presidencial de la derecha podría ser visto como una forma de deslegitimar el sistema democrático o de sembrar terror.
También los sectores extremistas, tanto de derecha como de izquierda, podrían ver en este tipo de hechos una oportunidad para radicalizar sus posiciones, culpar a sus adversarios y polarizar aún más el ambiente político, con la esperanza de capitalizar ese descontento o miedo.

¿Quienes se benefician de la polarización en Colombia?
Un atentado de esta envergadura refuerza el discurso de la necesidad de «mano dura» contra la criminalidad y la violencia. Aquellos candidatos o partidos que basan su plataforma en estos pilares podrían ver un aumento en el apoyo popular ante la percepción de un Estado débil o una amenaza creciente.
El atentado contra Miguel Uribe Turbay, siendo una figura prominente de la derecha y del uribismo, podría generar un efecto de «solidaridad» y unidad dentro de ese sector político, consolidando apoyos en torno a su candidatura o a la de figuras afines.
Aunque el atentado ha sido condenado unánimemente por el espectro político, incluyendo al presidente Gustavo Petro, este tipo de eventos pueden ser utilizados por la oposición para cuestionar la capacidad del gobierno para garantizar la seguridad y el orden público. La crisis de seguridad se vuelve un punto central del debate, lo que puede afectar la imagen y el respaldo popular del gobierno.
El presidente Petro tuvo que cancelar su viaje a Francia para atender la situación, lo que demuestra la gravedad y el impacto político del atentado.
*El «efecto mártir» o de solidaridad*
Para el propio Miguel Uribe Turbay, si logra recuperarse, el atentado podría generar una ola de solidaridad y apoyo nacional e internacional, fortaleciendo su imagen como víctima y su perfil político de cara a las próximas elecciones presidenciales. Esto podría traducirse en un aumento de su reconocimiento y, potencialmente, de su favorabilidad en las encuestas.
La identidad y motivación de los perpetradores son cruciales para entender quiénes podrían beneficiarse. Si se confirma una autoría específica (por ejemplo, de un grupo ilegal o de un actor político), el análisis cambiaría radicalmente. Hasta el momento, se ha reportado la captura de un presunto sicario menor de edad, y las investigaciones están en curso.

*Precedentes históricos*
Colombia tiene una dolorosa historia de violencia política y magnicidios. Este atentado revive la preocupación por el retorno a épocas oscuras, lo que genera un llamado generalizado a la unidad y al rechazo de la violencia por parte de la clase política.
La forma en que los diferentes actores políticos y medios de comunicación manejan la narrativa alrededor del atentado también influye en quiénes se benefician o se perjudican.
Todos los analistas consultados coinciden en que, si bien el atentado es una tragedia que amenaza la democracia, en el complejo tablero político colombiano, algunos actores podrían intentar capitalizar la conmoción y el miedo para fortalecer sus agendas, especialmente aquellos que promueven discursos de seguridad, orden o que buscan consolidar la unidad en torno a la figura atacada.
Sin embargo, la condena unánime y el llamado a la unidad demuestran también el riesgo de que estos hechos socaven la confianza en las instituciones y agraven aún más la polarización ya existente en Colombia.
Equipo de investigación NB