Así narran niños venezolanos su vivencia como inmigrantes en Colombia

“Mi viaje, un nuevo lugar” es la cartilla pedagógica para los niños entre los 8 y 14 años que salen de Venezuela. En ella cuentan, a través de dibujos y calcomanías, lo que significó dejar su país y van comprendiendo el nuevo entorno y el refugio en Colombia.

En los últimos dos meses entraron a Colombia 118.709 niños, niñas y adolescentes desde el hermano país de Venezuela, según el balance realizado hasta el 8 de junio de este año por el Riesgo Administrativo de Migrantes Venezolanos en Colombia (Ramv). Algunos sin entender por qué tuvieron que abandonar su país, otros con la desesperanza de no saber cuándo será el retorno.

Acompañaron a sus padres a hacer las filas desgastantes para ingresar y registrarse en Colombia, pues la situación política y humanitaria de Venezuela los obliga. La oposición está enfrentada con el Gobierno de Nicolas Maduro y los menores se han visto obligados a abandonar su colegio, su barrio, sus amigos y sus familiares. Lo cual les causa mucha nostalgia. Como cuando los desplazados por el conflicto interno de Colombia se contaban por miles en la época más cruda de la guerra entre 2002 y 2008. De hecho, miles de niños y adolescentes hicieron su vida en Venezuela, el país que abrió sus puertas humanitarias.

La vida de estos menores en Colombia está llena de incertidumbres, caras nuevas y nuevos sueños. Por eso, la oficina el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en Colombia (Acnur) y la agencia de pedagogía infantil Click Arte, lanzaron a mediados de mayo pasado “Mi viaje, un nuevo lugar”, una cartilla donde los niños venezolanos podrán contar el recorrido que hicieron para salir de su país, las situaciones que han tenido que vivir y las emociones que les causa vivir como refugiados en Colombia.

“Si tienes este libro entre las manos, es porque estás en medio de un viaje. Puedes usarlo como un diario, o simplemente para divertirte mientras lo completas poco a poco, sin prisa. Este libro fue pensado para que decores los lugares a los que vayas y los vuelvas más acogedores”.

Las 80 páginas de la cartilla están llenas de ilustraciones y colores. Cada niña o niño venezolano que la reciba podrá rayarla, pintarla y llenarla de calcomanías. En cada hoja hay actividades pedagógicaspensadas por Click Arte y Acnur para entender qué significa para la niñez huir de su país obligados.

“En ocasiones nos encontramos con que solo los adultos tienen acceso a algo de información o a alguna ruta de atención, pero los niños no. Por eso, surgió esta idea de pensar cómo poder proteger a esos niños y ponerlos en el centro de la toma de sus decisiones una vez llegan a un país diferente.”, dijo Johanna Reina, oficial de protección de la oficina de Acnur en Colombia.

El libro desarrolla cinco aspectos que se meten en la intimidad de los menores: la identidad como un niño o niña venezolana; la identificación de las emociones que sintió al llegar al nuevo país; la exploración de su nuevo entorno; cómo se proyectan y cuáles son sus sueños; y los derechos a los que tienen acceso como niños extranjeros.

Entre las actividades que la cartilla tiene para los niños hay preguntas sobre las personas de su entorno, sobre lo más bonito que han vivido a través de sus sentidos, y luego deben dibujar a los acompañantes de su recorrido hasta Colombia, que escriban cómo fue en “su viaje”. También, que expliquen lo que significa para ellos una frontera, que identifiquen los medios de transporte que usaron a través de las calcomanías o que pinten los nuevos alimentos y palabras que han conocido desde que llegaron al nuevo país.

Las niñas y niños venezolanos que han llegado a Arauca fueron los primeros en usar esta cartilla.

“Lo que más impactó en el grupo de niños con quienes hicimos el plan piloto es la simpleza de saber que eso les pertenecía a ellos. También vimos el caso de una abuela de 60 años que relacionó uno de los barcos que está pintado en la cartilla con el barco donde viajó. Este ejercicio generó mucha nostalgia en las casi 45 personas, entre niños y adultos, con los que hicimos la actividad y provocó una reflexión conjunta, familiar y comunitaria de lo que ha sido dejar Venezuela”, agrega Reina.

Después de este ejercicio, que se llevó a cabo el 20 de mayo en Arauca con 30 niños, Johanna Reina y Lisa Neisa, directora de Click Arte, concluyeron que la cartilla además de ser una herramienta de protección para los niños y niñas, también sirve para el fortalecimiento comunitario y que la pueden utilizar personas de todas las edades para generar sentido de pertenencia por lo que se tiene en su país.

Al final de la cartilla los venezolanos encontrarán una lista de instituciones enfocadas en la atención a la niñez y a los refugiados en asuntos como la documentación, la atención básica, la educación y las garantías de seguridad.

Más de 1000 cartillas fueron repartidas en otras ciudades de la frontera colombo-venezolana, como Cúcuta, pero también en Medellín, Bogotá, Buenaventura y y en departamentos de La Guajira y Nariño. También se compartieron con entidades territoriales como las secretarías de salud y de educación, y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar para que brinden una atención pensada en los niños y adolescentes.

El Espectador