A la hora del rezo del Ángelus, en el domingo de la Santísima Trinidad, el Santo Padre ha subrayado que la fiesta de hoy, “nos hace contemplar este maravilloso misterio de amor y luz del que procedemos y hacia el cual se orienta nuestro camino terrenal”
Vaticano | Este domingo, el Papa Francisco rezó la oración mariana del Ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico en la Plaza de San Pedro, en el marco de la Solemnidad de la Santísima Trinidad, el misterio del único Dios en tres Personas: Padre e Hijo y Espíritu Santo; señalando que la “unidad es esencial para el cristiano”, por lo tanto en el anuncio del Evangelio y en toda forma de misión cristiana “no se puede prescindir de esta unidad invocada por Jesús”, ya que la belleza del Evangelio “requiere ser vivida y testimoniada en la concordia entre nosotros, que somos tan diferentes”.
Un misterio que supera nuestra mente
En este sentido, el Pontífice explicó que estamos ante un misterio inmenso que no es fácil de entender: “Es un misterio que nos ha revelado Jesucristo: la Santísima Trinidad. Hoy nos detenemos a celebrar este misterio, porque las Personas no son adjetivos de Dios: no. Son personas, reales, diferentes; no son – como decía aquel filósofo – “emanaciones de Dios”: ¡no, no! Son Personas. Está el Padre, al que rezo con el Padre Nuestro, que me ha dado la redención, la justificación; está el Espíritu Santo que habita en nosotros y habita en la Iglesia. Y esto nos habla al corazón, porque lo encontramos, este misterio, encerrado en esa expresión de San Juan que resume toda la revelación: «Dios es amor». El Padre es amor, el Hijo es amor, el Espíritu Santo es amor”.
Por tal razón, hizo hincapié en que al ser puro amor “es esencialmente donación, y en su realidad original e infinita es el Padre quien se da a sí mismo generando al Hijo, que a su vez se da al Padre, y su amor mutuo es el Espíritu Santo, vínculo de su unidad. No es fácil de entender este misterio, pero todos nosotros podemos vivirlo tanto”.
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No prescindir de esta unidad
El Obispo de Roma también subrayó que la fiesta de hoy, “nos hace contemplar este maravilloso misterio de amor y luz del que procedemos y hacia el cual se orienta nuestro camino terrenal”. Por tanto, en el anuncio del Evangelio y en toda forma de misión cristiana, no se puede prescindir de esta unidad invocada por Jesús; la belleza del Evangelio requiere ser vivida y testimoniada en la concordia entre nosotros, que somos tan diferentes.
Así mismo, el Santo Padre añadió, que “esta unidad es esencial para el cristiano: no es una actitud, una forma de decir … ¡No! Es esencial, porque la unidad nace del amor, de la misericordia de Dios, de la justificación de Jesucristo y de la presencia del Espíritu Santo en nuestros corazones”.
Por último, el Papa Francisco invocó a la Madre de Dios: “María Santísima, en su sencillez y humildad, refleja la Belleza de Dios Uno y Trino, porque recibió plenamente a Jesús en su vida. Que ella sostenga nuestra fe; que nos haga adoradores de Dios y servidores de nuestros hermanos”.
AV / Con información de Vatican News
