En el corazón del centro de Barquisimeto, el bullicio de los comerciantes y consumidores se ha convertido en un eco constante de preocupación y resignación. La canasta básica, ese conjunto de productos esenciales que define el día a día de las familias venezolanas, se ha encarecido de manera alarmante, dejando a muchos con la sensación de que cada visita al mercado podría ser un golpe más a su economía.
Mientras los compradores recorren las calles, las quejas sobre los precios son un tema recurrente. Guillermo Pineda, un habitual del centro, no oculta su frustración: “Precios altos, altísimos. Todos los días son un precio diferente. Yo compro aquí en el centro de Barquisimeto porque si compro en las bodegas por donde vivo, sale más caro todavía”. Su experiencia refleja una realidad que muchos comparten: la búsqueda de precios más accesibles ha llevado a los consumidores a desplazarse a zonas más concurridas, a pesar del costo del transporte y el tiempo.

María Canelón, otra consumidora que se encuentra en el centro, añade: “Aquí en el centro están más caros que en las cooperativas. Regularmente uno compra ahí porque es donde se consigue un poco más económico”. Sin embargo, su tono se torna grave al hablar de la proteína animal: “La carne y el pollo sí son incomprables”. Esta afirmación resuena con fuerza en un contexto donde la proteína animal se ha vuelto un lujo inalcanzable para muchas familias.
Rafael Orellana, observa cómo los precios de sus productos también se ven afectados por la inflación. “Todos los días los suben, todos los días aumentan… Para comprar, sacrifico algunas cosas, no compro una y compro otra”, comenta. Su testimonio refleja el ciclo interminable de ajustes que afectan tanto a los vendedores como a los consumidores, quienes deben adaptarse constantemente a la nueva realidad económica.



La influencia del dólar en el mercado local es innegable. José Coroba, un consumidor más, señala: “Si sube el dólar, suben los productos, y eso es cosa diaria”. La conexión entre la moneda extranjera y el costo de la vida se ha vuelto un tema de conversación común, generando una sensación de impotencia entre quienes intentan hacer rendir su presupuesto al máximo.
El movimiento comercial en el centro de Barquisimeto es un reflejo de la lucha diaria de los consumidores, quienes se ven obligados a tomar decisiones difíciles en un entorno donde cada producto parece tener un precio diferente de un día para otro. La búsqueda de alimentos básicos se convierte en una odisea, y los testimonios de Guillermo, María, Rafael y José son solo una parte de una historia mucho más amplia que afecta a miles de familias en la región.
A medida que la situación económica continúa evolucionando, la esperanza se mezcla con la incertidumbre. Los barquisimetanos siguen buscando maneras de adaptarse, pero el alza de los precios de la canasta básica es un recordatorio constante de que la lucha por la supervivencia en este contexto es una realidad que no se puede ignorar.
Carla Martínez / Noticias Barquisimeto