En un país donde la economía es un vaivén constante y los precios escalan sin previo aviso, los habitantes de Barquisimeto, al igual que el resto de Venezuela, se han visto obligados a desempolvar saberes ancestrales y a voltear la mirada hacia lo que la tierra ofrece. Ante el golpe al bolsillo que significan los medicamentos tradicionales, la búsqueda de alivio ha llevado a muchos a explorar alternativas que van desde infusiones de hierbas hasta prácticas caseras.
La realidad es cruda: una gripe común o un dolor de cabeza pueden convertirse en un verdadero desafío cuando el costo de un simple analgésico se equipara al salario mínimo o, en muchos casos, lo supera. Esta situación no solo afecta a los más vulnerables, sino que se ha vuelto una preocupación generalizada, empujando a las familias a tomar decisiones difíciles y, en ocasiones, arriesgadas para su salud.

El regreso a la botica natural: un saber que se hereda
En cada rincón de Barquisimeto, desde los barrios más humildes hasta las urbanizaciones, se escucha hablar de la sábila para las quemaduras, el jengibre para la tos o la manzanilla para calmar los nervios. No es una moda, es una necesidad. “Mi abuela siempre decía que la naturaleza tiene todo lo que necesitamos”, comenta María Eugenia, residente de la Ruezga Sur. “Antes uno iba a la farmacia, ahora pensamos dos veces y si podemos resolver con una mata, lo hacemos”.
Javier Montes, uno de los consultados por Noticias Barquisimeto, señaló que su primera opción al buscar una medicina, es la natural, «ahora uno va a una farmacia y es algo costoso y la medicina natural es más barata». A la hora de un dolor de cabeza que suele ser uno de los más comunes también acude a la medicina natural.
Paradójicamente, muchos grupos de Whatsapp comparten experiencias sobre cómo combatir dolencias con ingredientes de fácil acceso. “Vi en Instagram que el vinagre de manzana era bueno para no sé qué y lo probé”, dice Pedro, un joven de Barquisimeto. “Funciona para algunas cosas, para otras no tanto, pero algo es algo”. Sin embargo, esta popularización también ha encendido las alarmas sobre la automedicación irresponsable y la falta de supervisión médica.
Por su parte, Beatriz Ortiz Viana, del grupo Bio Vital Casa Naturista, ubicada en el centro de Barquisimeto dijo que, ha tenido un mayor auge luego de la pandemia por el coronavirus, «nosotros tenemos alrededor de 40 años en el mercado, siempre las personas han estado buscando productos naturales, pero posterior a la pandemia, la toma de suplementos nutricionales como vitaminas, reforzador del sistema inmunológico han hecho que haya una mayor presencia de de lo que es la medicina natural en el en el mercado, pues es lo que buscan las personas».


Entre la fe y la ciencia: ¿Qué tan efectivas son estas alternativas?
La efectividad de estos «remedios de la abuela» es un tema de debate. Si bien muchas plantas poseen propiedades medicinales comprobadas, la dosificación, la interacción con otros tratamientos y la gravedad de la enfermedad son factores cruciales que a menudo se pasan por alto. Médicos y farmacéuticos han alertado sobre los peligros de sustituir completamente un tratamiento médico por alternativas naturales sin una consulta previa. “Es comprensible la situación económica, pero la salud no es un juego”, explica una reconocida internista con consultorio en el este de Barquisimeto. “Algunas plantas pueden ayudar como coadyuvantes, pero no curan una infección bacteriana o una enfermedad crónica. La automedicación puede agravar un cuadro o enmascarar síntomas importantes”.
A pesar de las advertencias, la realidad empuja a muchos a buscar soluciones inmediatas y económicas. El mercado de hierbas medicinales, que antes era casi invisible, ha experimentado un auge. En mercados populares y hasta en pequeños comercios de la ciudad, es común ver puestos ofreciendo “curas” para diversas dolencias, desde dolores articulares hasta problemas digestivos, prometiendo alivio a precios irrisorios en comparación con los fármacos.

El llamado a la conciencia y la búsqueda de soluciones sostenibles
La situación actual en Venezuela, y particularmente en Barquisimeto, pone de manifiesto la urgencia de buscar soluciones que garanticen el acceso a la salud para todos. Mientras tanto, la inventiva y la resiliencia del venezolano siguen siendo el motor que impulsa la búsqueda de alternativas. La pregunta que queda en el aire es hasta cuándo estas opciones improvisadas podrán sostener la salud de una población que, día a día, se las ingenia para sobrevivir.
¿Será que la sabiduría popular se mantendrá como la principal «farmacia» para los barquisimetanos, o surgirán soluciones que pongan fin a esta precaria búsqueda de bienestar? La conversación sigue abierta.
Oriana Lorenzo / Noticias Barquisimeto