Alertan en Perú sobre los riesgos a los que se exponen los trabajadores y voluntarios que limpian las playas afectadas por el derrame

La compañía española Repsol contrata personal temporario y sin experiencia, mientras que vecinos de la zona colaboran sin la protección adecuada para recuperar la zona afectada por el vertido de 6.000 barriles de crudo.

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El desastre ambiental provocado por el derrame de unos 6.000 barriles de petróleo en las costas de Ventanilla, Perú, requiere de un enorme esfuerzo para recuperar, en parte, todo lo dañado. 

La catástrofe ya ha afectado a 21 playas y causó la muerte de diversas especies marinas, mientras crecen las preocupaciones por el impacto económico.

Las jornadas de limpieza en el mar teñido de negro son extensas y dificultosas. Pero además, son tareas que exponen a la toxicidad de los hidrocarburos. 

Repsol, responsable de la refinería La Pampilla, donde el pasado 15 de enero ocurrió el vertido en la provincia del Callao, no cuenta con el equipamiento ni el material humano suficiente para hacer frente a lo que le exige el Gobierno de Perú, que le dio 10 días para cumplir con todas las acciones de limpieza y descontaminación, plazo que ya ha vencido. 

Por ello, la empresa ha contratado a firmas subsidiarias que toman personal temporario no especializado para esas labores, que además son de riesgo. Desde el Gobierno de Pedro Castillo se pusieron en alerta: el viernes, la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (Sunafil) informó que ha designado a un equipo de inspectores para verificar que se respete la salud y seguridad de los trabajadores contratados. 

En un comunicado, el organismo hizo un llamado a las diferentes entidades del Poder Ejecutivo a “sincerar las acciones que vienen desarrollando, tanto la empresa Repsol como el Estado, para que se detenga el avance del petróleo en el mar y se logre la recuperación del área afectada en el menor tiempo posible”.

“Todo el personal está capacitado para las labores y cuenta con los Equipos de Protección Personal (EPP) correspondiente”, alegaron.

Repsol había afirmado en un principio que no tuvo responsabilidad en el derrame, pues las autoridades marítimas peruanas no emitieron alertas sobre un posible incremento del oleaje tras la erupción volcánica en Tonga. Sin embargo, este lunes el máximo representante de la compañía en Perú, Jaime Fernández-Cuesta, reconoció que no fueron “conscientes” de la magnitud de lo ocurrido hasta que llegaron hidrocarburos a las playas, y aseguró que están “asumiendo las consecuencias”.

Con información de: RT