‌Albert Quintero: Talento y arte venezolano que deslumbra en el exterior

Cambió su guitarra eléctrica por una máquina de tatuar, para adentrarse en ese fascinante mundo y trascender continentes con el arte.

Más allá de realizar un diseño es una impronta que graba en la piel, cuya esencia permanece en el recuerdo de quien anhela llevar una obra de él.

Se ha dado a conocer por los diseños realistas que trascienden lo inimaginable. Hablar de sus diseños es destacar los dibujos en sombras y colores que plasma permanentemente en la piel, considerada por él como «el mejor lienzo para dibujar». El talento de este artista va más allá del reconocimiento que recibe en su natal país, también ha logrado consolidarse en el continente europeo y parte de Latinoamérica.

 Hace ocho años, llegó para abrirse camino en una industria competitiva, pero donde la creatividad y originalidad de su trabajo lo diferencia entre los demás. Cuenta con estudios en Diseño Gráfico, conocimientos que suman a la hora de crear un boceto, además de la experiencia en pintura que de niño adquirió. Así que convirtió la pasión por el arte en un negocio que hoy día es parte de su sustento. ‌Tras profesionalizarse, las invitaciones a eventos nacionales e internacionales no se hicieron esperar: recibió un premio en Ecuador e inmediatamente lo contrataron en Suecia. Tanto ha sido el impacto de su trabajo que, hasta ahora, ha recorrido Holanda, Francia, España, Alemania, Colombia.

«Cuento con casi ocho años de carrera artística y he dado a conocer mi trabajo en la industria por el estilo de mis tatuajes realistas en sombras y grises, cover up y un poco de color, también por los viajes que he hecho a varios países. Eso me ha dado a conocer como artista», afirmó Quintero, quien además tiene estudios de Diseño Gráfico. Era tanta la pasión que lo impulsaba a crecer, que visitaba tiendas para aprender de otros artistas, pero, sobre todo, para mejorar las técnicas. Estudios como «Inknation» (Suecia), «Signature», «Artsfactor» (Alemania), «La Infernale Machine» (Francia), «Opera Tattoo» (España) forman parte de la larga lista de los espacios que le han permitido proyectarse.

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Al preguntarle por las experiencias que ha vivido en su trayectoria, recuerda lo «difícil» que resultó tener el visto bueno de una sociedad con tabúes: «Lo más difícil lo viví en mis inicios. La sociedad estigmatiza y no los asocia con artistas, sino con personas mala conducta, con vicios. El tatuaje es un arte corporal, es cultura, una forma de expresar una ideología. En cuanto a lo positivo, para mí ha sido el placer de conocer personas en cada país que visito, más los frutos materiales que he cosechado», agregó.

Albert es una promesa de la industria que aspira llegar a estar entre los más destacados y mantenerse vigente, siempre. No pretende ser uno más, sino convertirse en un ejemplo a seguir e impartir seminarios para que quienes admiran lo que ha venido haciendo puedan aprender de él.