Secuestraron al Pran en la letra D” y dicha acción desencadenó una muerte en el Centro Socio Educativo Pablo Herrera Campíns, mejor conocido como el retén El Manzano.

Un adolescente de 17 años, oriundo de Carora fue decapitado, convirtiéndose en el segundo joven en ser asesinado en este recinto durante el 2017, pero el tercero en ser decapitado en ese retén, dos fueron durante el 2016.

El adolescente era el mayor de tres hermanos, residía en el barrio La Toñona de Carora, municipio Torres. Su padre un hombre delgado, de avanzada edad, expresa que es albañil, no tiene trabajo fijo y no visitaba siempre a su hijo, pues en cada visita gastaba como mínimo 5 mil Bs. que aunque es poco, a él le costaba conseguirlo, y recibía ayuda de sus hermanos.

Le llevaba comida y lo que podía, cuando lo hacia debía compartirla porque con él compartían otros jóvenes.

“La vida allí es dura, se mueve la droga parejo, así como la plata, para todo es dinero. Los mayores pagan para no ser trasladados y son los dueños de ese retén que ya más bien es como un penal.

Esos muchachos allí están como en la universidad preparándose para salir a seguir cometiendo delitos porque aprenden mucho más de lo que saben”, relató un tío del joven, quien no quiso identificarse.

Asegura que la versión que circuló en donde explicaban que su sobrino se disponía a cortar pelo, fue falsa, la verdad es que en la letra D, lugar donde estaba recluido se formó una revuelta porque habían secuestrado a uno de los planes y en medio del rebullicio al adolescente de 17 años le dieron con una de las platinas en la cabeza y se la separaron totalmente del cuerpo. Posteriormente la usaron para jugar fútbol.

No es la primera vez que lo hacen. El primer caso cometido en el 2016, luego que jugaron con la cabeza, la escondieron.

El señor también indica que a su sobrino le tenían mucha “tirria, por el simple hecho de ser caroreño, allí los tienen sentenciados”.

El padre del adolescente fallecido indicó que supo de su muerte a las 4 de la tarde cuando llamaron del Centro Socioeducativo, donde su muchacho tenía un año y 2 meses recluidos, saldría en el mes de diciembre.

Su expediente habría sido evaluado para recibir un beneficio, pues fue uno de los 10 adolescentes que el 17 de mayo tuvo la oportunidad de fugarse cuando un grupo de encapuchados atacó un autobús del Saina y no lo hizo.

Así mismo relató que hace tres meses lo habrían apuñaleado por robarse una comida, pero después la habría pagado y el 6 de junio, cuando un joven fue asesinado allí estuvo presente, fue uno de los testigos.

Nota de: El Impulso