Tras la reciente polémica generada por las declaraciones de especialistas en oncología y el reconocido chef Carlos Soto sobre los posibles riesgos del consumo excesivo de picante, el equipo de Noticias Barquisimeto salió a las calles para conocer la opinión de los verdaderos protagonistas: los amantes del picante en la ciudad. En un recorrido por las populares ventas de empanadas, se recogieron diversos testimonios que contradicen las advertencias y resaltan el disfrute y los supuestos beneficios del ají en la gastronomía local.

«Me gusta desde chamo, le da buen sabor a la comida. No sé si hace daño el picante, igual la malta hace daño y uno se la toma. A mí nunca me ha caído mal el picante«, afirmó con convicción Jefferson Leal, un asiduo consumidor de las salsas picantes que acompañan las tradicionales empanadas.
Nadia Baitelo, otra comensal entusiasta, compartió su perspectiva: «El picante levanta el sabor de la comida, lo intensifica y abre el apetito. Mi favorito es el que preparo yo. Nunca el picante me hizo daño; si tienes úlcera o sufres de acidez, sí te hace daño. Es más, el picante rojo hace muy bien para la próstata del hombre, para que sepan«. Su comentario refleja una creencia popular sobre los beneficios para la salud del picante.
Luisa Pérez, con una sonrisa, expresó su afición: «Me encanta el picante, considero que es sabroso colocarle picante a las comidas, como cualquiera, mayormente en los hogares tenemos el criollito. No considero que me haya hecho daño, he oído que es beneficioso para la salud«. Al igual que Nadia, Luisa menciona una percepción positiva sobre las propiedades saludables del ají.
Finalmente, Simón Escobar ofreció una visión más moderada: «El picante es bueno, unos dicen que hace daño, pero dependiendo de la preparación. Lo que hace daño es el exceso, pero si lo comes moderado, no«. Su opinión sugiere que la clave podría estar en la cantidad y la forma de consumo.
Estos testimonios reflejan una arraigada cultura del picante en Barquisimeto, donde muchos consideran que el sabor y la experiencia que aporta superan cualquier posible riesgo para la salud. Para estos comensales, el picante no es un enemigo, sino un aliado que realza el placer de la comida y, en algunos casos, incluso se asocia con beneficios para el organismo. La polémica sobre el picante en la mesa larense parece estar lejos de terminar, con opiniones encontradas entre expertos y consumidores habituales.

Daniel Oviedo / Noticias Barquisimeto