¡A deslizarse se ha dicho! Vacaciones sin costo en Barquisimeto

El sol de mediodía calienta con fuerza, pero ni el calor más intenso de agosto detiene la risa y el bullicio que emanan de un rincón especial en el este de Barquisimeto. Mientras las vacaciones escolares se adentran, la búsqueda de opciones de recreación para los chamos se vuelve un reto para los padres. ¿La solución? A veces, la más simple es la mejor y, lo más importante, ¡gratuita!

Y es que en la icónica urbanización Santa Elena, el sonido de las cornetas y el tráfico se mezcla con el de los niños que, uno tras otro, se lanzan por el gigantesco tobogán de cemento que ha sido testigo de generaciones de barquisimetanos. No hay que pagar entrada, no hay que reservar cupo. Solo hace falta una cosa, un cartón.

Apenas uno se acerca, la escena es un viaje en el tiempo. Niños con los uniformes de béisbol de su práctica matutina, con el sudor y la tierra en las rodillas, suben la empinada cuesta con sus improvisados trineos. Un simple pedazo de cartón, encontrado en los alrededores, se convierte en el pasaporte a la diversión. Con él, deslizarse por la rampa se siente como volar, con el viento en la cara y el corazón en la garganta.

Lo más fascinante de este tobogán es que no distingue de edades. Mientras los más pequeños se ríen a carcajadas, los jóvenes y los no tan jóvenes también se animan a probar. Con una destreza admirable, adultos se lanzan reviviendo recuerdos de su niñez, unos mencionan el icónico Tobogán Pepsi Las Ferias de Barquisimeto. «¡Vengan, láncense con nosotros!», invitaron unos chamos, demostrando que la alegría es contagiosa y que el tobogán es una comunidad.

En estos tiempos, donde la economía aprieta y las salidas familiares pueden ser un lujo, lugares como este se convierten en tesoros. El tobogán de Santa Elena nos recuerda que la felicidad de unas vacaciones no reside en el costo, sino en la simpleza de una risa, en la emoción de un descenso y en la compañía de quienes queremos. Es un espacio de encuentro, de nostalgia y, sobre todo, de diversión pura y honesta. Es, sin duda, la demostración de que en Barquisimeto, la diversión sin costo es posible.

Oriana Lorenzo / Noticias Barquisimeto