La noche del «Nido» se grabó a fuego en la memoria de la afición crepuscular, marcada por la gesta de Rangel Ravelo. Ante más de 5.000 almas que colmaban el Estadio Don Antonio Herrera Gutiérrez, el cubano se erigió en el indiscutible héroe de una jornada épica, silenciando al eterno rival con un único y trascendental batazo.
En un duelo de pitcheo que mantuvo el marcador en vilo hasta el último aliento, la tensión se disipó cuando Ravelo conectó un sencillo que se internó indetenible en el jardín central, permitiendo que Rafael Ortega se deslizara de forma segura por la goma con la única carrera del encuentro. Este dramático 1-0 no solo significó una victoria crucial sobre los Navegantes del Magallanes, sino que desató una explosión de júbilo que convirtió el estadio en un auténtico manicomio cardenalero.
Para la «Maravilla» Rangel Ravelo, este hit no fue uno cualquiera: fue el número 300 de su carrera en la LVBP, y no pudo haber elegido una forma más épica para conseguirlo: en Barquisimeto, contra el eterno rival y dejando a la visita tendida en el terreno. La celebración en el campo y en las gradas fue total.

La historia de un cubano cardenalero
Rangel Ravelo ha labrado una historia memorable con los Cardenales de Lara en la Liga Venezolana de Béisbol Profesional (LVBP) desde su llegada, consolidándose como uno de los importados más destacados en la historia de la franquicia y del circuito.
El inicialista cubano se ha caracterizado por su poder ofensivo y su consistencia, especialmente en los momentos apremiantes, ganándose el apodo de «hombre clutch». Sus estadísticas con el equipo larense reflejan un bateador temible, y ha sido una pieza fundamental para llevar al club a múltiples postemporadas y finales, incluyendo la obtención del campeonato en la temporada 2018-2019.
El impacto de Ravelo con los Cardenales se extiende significativamente a la postemporada, donde ha impuesto marcas históricas para un jugador extranjero dentro de la organización. Es dueño del récord de más hits y carreras remolcadas para un importado en esta fase del torneo, superando a leyendas y demostrando su capacidad para producir en la fase decisiva.
Su identificación con el equipo de los «pájaros rojos» es tal que, a pesar de sus compromisos en otras ligas internacionales (incluyendo su paso por Grandes Ligas y Japón), la directiva y la afición lo consideran prácticamente un venezolano más, un «barquisimetano», y cada temporada su regreso es una prioridad para reforzar la ofensiva crepuscular.

Por: Edwin Sports Hevia Cadevilla / NB