La promesa de fe que renovó la Altagracia para José Gregorio Hernández.

La Parroquia Nuestra Señora de Altagracia, un templo con historia que está a punto de inscribir su nombre en la devoción nacional. En apenas horas, con la inminente canonización del Dr. José Gregorio Hernández este 19 de octubre, esta iglesia será bautizada como el Santuario del «Médico de los Pobres» en nuestra ciudad de Barquisimeto.

Pero detrás de esta transformación y la gran celebración, hay una historia de fe inquebrantable, la de un barquisimetano que no dudó en poner su corazón, sus manos y su profesión al servicio de su casa espiritual: Giovanni Pascucci, arquitecto, feligrés de toda la vida y, como él mismo dice con ternura, «monaguillo de mi parroquia».

El amor de toda una vida por la Altagracia

Giovanni Pascucci creció a la sombra de esta iglesia. «De niño vivía aquí al lado, mis padres tenían una heladería aquí al frente y los párrocos nos visitaban. El primer paso fue ser monaguillo», recuerda Giovanni con una sonrisa que denota paciencia y cariño. A pesar de los años y de ser un profesional egresado de la ULA, esa conexión se mantiene viva. «Tal vez sonará feo, pero yo sigo siendo monaguillo de mi parroquia, le tengo mucho amor y cariño, me siento de toda la vida de Altagracia, y por lo tanto esto me inspiró a realizar las mejoras».

No es la primera vez que Giovanni se dedica a embellecer su templo. Ya lo hizo para la Beatificación y Canonización del Padre Pío, creando nichos especiales. Y la segunda vez, para la Beatificación del Dr. José Gregorio Hernández, donde también se encargó de adecuar un lugar para la imagen, «para que la gente tuviera un lugar donde orar y pedirle».

La Inspiración del «Próximo Santo Venezolano»

Con la gracia de la canonización tocando la puerta, Giovanni sintió que el momento demandaba una renovación mayor. «Pensé que era importante que el templo tuviera algunos arreglos y estuviera al alcance de la feligresía», explica. Así, se encargó de agrupar a un equipo de amigos, una autogestión de la fe y el compromiso.

«Gracias a Dios, Dios ha proveído y hemos podido avanzar con lo que teníamos como meta y algunas cositas adicionales que pudimos hacer y restaurar dentro del templo. Restauramos todos los nichos, los pintamos, iluminamos y pintamos toda la planta a nivel visual de la iglesia», relata Pascucci, emocionado por el resultado.

Esta devoción no es casual. Giovanni cuenta una experiencia personal que lo une al futuro santo desde su juventud. Tras un accidente donde se cayó del estribo de una camioneta y se lesionó la pierna derecha, su recuperación fue un acto de fe. «En toda la recuperación yo dije que fue el Dr. José Gregorio Hernández quien realmente intercedió y me desinflamó la pierna. Aún tengo secuelas y sensibilidad, pero nunca me impidió hacer algo, y eso se lo debo a Dios y al Dr. José Gregorio Hernández», confiesa.

El relevo generacional: Un Altar con sello familiar

Para esta obra monumental, Giovanni no estuvo solo. La clave de la transformación del altar principal vino de la mano de su hija, María Andrea Pascucci, también arquitecta y devota de La Altagracia.

«Le pedí a mi hija que me acompañara en este emprendimiento que era bastante audaz y fue la encargada de hacer el proyecto de la remodelación del altar principal», dice orgulloso Giovanni.

Para María Andrea, fue un encargo especial. «Para mí fue muy especial que escogieran una de mis ideas y llevarla a cabo», comenta la joven arquitecta, quien presentó varios proyectos al Párroco, Reinaldo, y a Monseñor Polito Rodríguez. «Mi familia ha asistido a esta iglesia toda la vida, y es algo muy especial para nuestra familia, y como arquitecto es un gran honor trabajar, no solo de renovarla, sino también de restaurar las piezas que ya existen, porque no todo se tiene que hacer de nuevo. Es importante rescatar el patrimonio que ya existe».

El diseño de María Andrea es una combinación audaz: un toque moderno que respeta la historia. «Tratamos que hicieran el juego de contraste con lo que ya existe, y que más bien hiciera resaltar los vitrales que ya están y son parte del patrimonio. Hacer esta combinación con lo moderno y con lo que íbamos a hacer», explica.

La Presencia del médico de Isnotú

Cuando se le pregunta si sintió la mano de José Gregorio Hernández durante las maratónicas jornadas de trabajo, la respuesta de María Andrea es contundente. «Totalmente, nos hemos apegado muchísimo más a él. Al inicio era ‘Diosito por favor, permítenos terminar la obra’. El primer día que iniciamos fue el primero que nos encomendamos para que la obra quedara como yo lo tenía visualizado y, gracias a Dios, han salido los recursos para culminarla, que era lo que más nos preocupaba».

El Párroco Reinaldo, por su parte, asumió el reto con alegría: «La verdad es que nos arriesgamos en muy poco tiempo, pero lo recibimos con mucha alegría la canonización de nuestros dos primeros santos venezolanos», dice, reconociendo el esfuerzo. «Yo le pedí al Dr. José Gregorio Hernández que nos ayudara para que esto saliera. Es un reto que asumimos y se está dando hasta donde podemos».

La Parroquia Nuestra Señora de Altagracia, que muy pronto será el Santuario José Gregorio Hernández de Barquisimeto, se viste de gala gracias a la fe y el compromiso de sus feligreses. Los Pascucci y sus amigos lograron, con autogestión y amor, que el templo esté radiante para recibir a su nuevo santo, dejando un legado de que la fe, cuando se mezcla con el talento, es capaz de mover montañas… y de restaurar nichos.

Oriana Lorenzo / Noticias Barquisimeto