Es del Zulia el bombero que ha salvado a más gente en el mundo del veneno de serpientes, arañas y escorpiones

Crónica Gente Que Hace Grande la Historia del Zulia.

«Salí del tercer año a los quince años. Muy joven, cuando papá y mamá murieron, quedé sin recursos y me fui a la Escuela de Enfermería donde me daban todo. Trabajé en el Universitario, Coromoto, en otros hospitales y en la Clínica Caracas», dice.

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El Mayor (B) Luis José Contreras es el protagonista de esta 2da entrega de la Gente Que Hace Grande la Historia del Zulia. Quizá su nombre en algún momento entre en el _Libro de los Récords Guinness._ Ya la UNESCO lo designó Embajador de Buena Voluntad por su disposición, –a cambio de nada– sino de ayudar a su prójimo* 

No es el primero, ni tampoco el último, a quien han llamado «loco». El tiempo le concedió la razón de no estar enfermo, sino que la intuición despertó en él la necesidad de hacer entender a sus superiores que había que prepararse, –después de la tragedia de Vargas en diciembre de 1.999–, cuando la naturaleza cobró la vida de más de 25 mil personas y los «locos» resultaron ser otros. 

En el año 1.979 Luis José Contreras estuvo destacado en la estación de bomberos del sector La Ciega de Maracaibo. Era entonces un bombero raso pagando su noviciado en la carrera profesional que hizo su destino. (Foto: Cortesía)

Aquella desgracia en el litoral central del país aún con el paso de los años no es olvidada por los venezolanos. Traería otras consecuencias no sólo para reconstruir, edificar y rehacer la vida de miles de personas. Familias enteras fueron reubicadas en el interior, otras se negaron a dejar su arraigo y muchas con el transcurrir del tiempo, regresaron a levantar lo poco que dejó el agua y el lodo desprendido de montañas enteras.

Luis José Contreras nació en el barrio San José, muy cerca del sector Cañada Honda de Maracaibo, donde vino al mundo gracias a una «comadrona». Hoy ostenta el grado jerárquico de Mayor de Bomberos. A sus 70 años de vida le ha entregado 47 a la profesión que lo apasiona desde niño, cuando en los solares de la barriada de sus andanzas, cazaba iguanas, machorros y conoció de cerca a las primeras serpientes no venenosas.

El Mayor (B) Luis José Contreras es el protagonista de esta 2da entrega de la *Gente Que Hace Grande la Historia del Zulia* . Quizá su nombre en algún momento entre en el *Libro de los Récords Guinness.* Ya la UNESCO lo designó *Embajador de Buena Voluntad* por su disposición, –a cambio de nada– sino de ayudar a su prójimo. Son valores que aprendió de sus padres, Pedro Araque (+) y María Contreras y (+), transmitidos a su dos hijas, Erika y Gabriela, en unión de su esposa, Débora Ferrer.

El Mayor (B) Luis José Contreras explica al periodista el propósito de la enseñanza que ha transmitido a personas del sector público y privado, en talleres, foros y conferencias sobre el manejo de los casos de mordeduras y picaduras venenosas. (Foto: Euclides Molleda)

Su misión de salvar vidas le abre esa posibilidad por tratarse del único bombero en el mundo que ha recorrido grandes distancias, llevando el antídoto a tiempo contra el efecto mortal de la mordedura y picadadura de serpientes, arañas o escorpiones. Su diligente actuación separa la diferencia entre la vida y la muerte. En carro, camioneta, camión, avión, helicóptero , bicicleta, moto, cayuco o chalana siempre había un lugar para él hasta llegar al destino.

 Enfermero, después bombero

Luis José Contreras hizo sus estudios de primaria en la legendaria escuela «Gabriela Mistral», –cerca de donde vive, parroquia Cacique Mara, hoy marcada por el abandono y el deterioro de los años–, donde completó su formación. Después continuó su aprendizaje de bachillerato en el Instituto de Comercio Maracaibo y en el liceo Caracas. Luego ingresó a la Escuela de Enfermería, detrás del Hospital Universitario de su ciudad natal.

«Salí del tercer año a los quince años. Muy joven, cuando papá y mamá murieron, quedé sin recursos y me fui a la Escuela de Enfermería donde me daban todo. De ahí salí como enfermero y trabajé en el Universitario, Coromoto, en otros hospitales y en la Clínica Caracas», dice.

En otra de tantas entregas llevó a tiempo a la UCI del Hospital Universitario «Dr. Pedro Emilio Carrillo» de Valera, el antídoto que salvó la vida a un paciente de Escuque, mordido en una mano por una Tigra Mariposa (Bothrosp Venezuelensis). (Foto: Cortesía)

Luis José Contreras explica que las ganas de ser bombero tendrían que esperar, porque a los 17 años era menor de edad. Obligado a guantar la llegada de los 21, por casualidad o no, vio una cuña publicitaria donde el exgobernador de Caracas, Diego Arria Salicetti, año 1976-1977, llamaba a los jóvenes a ingresar y formarse en la Escuela de Bomberos del Distrito Federal.

«A raíz del incendio de la Almacenadora Caracas me fui hasta allá e ingresé a la escuela, donde me formé durante un año. Después uno iba al diversificado, pero como en Caracas no tenía familia me vine a Maracaibo donde ingresé a los bomberos en La Ciega».

Tragedia de Vargas

Entre risas dice que algunos colegas de medios de comunicación le aseguraban que él tenia mucho de «pitoniso» cuando «predecía» o «adivinaba» algo, además, de la consulta obligada que le hacían acerca de un título o de orientación sobre un tema de la Defensa Civil.

Estando en Vargas, destacado en los Bomberos Marinos, en diciembre de 1.999 cuando la tragedia sorprendió a Venezuela, el Mayor (B) Luis José Contreras recuerda que «anuncié el fenómeno como dijo EL UNIVERSAL en un trabajo que me hizo».

«Ahí nosotros nos reunimos un grupo de ofidiología que vino de Costa Rica, expertos de Brasil, Colombia y de aquí. Las serpientes bajaron porque alguna vez vivían aquí, fueron desplazadas por el hombre, se fueron, pero ellas recuperaron su habita. Allí hubo 25 mil muertos, la gente se desplazó, pero después volvieron a recuperar sus ruinas. Luego se dan cuenta que todo eso estaba lleno de serpientes».

A partir de ese momento el Mayor (B) Luis José Contreras intuía lo que podría suceder con las mordeduras de serpientes que habían bajado de las montañas, momento cuando también algunos lo calificaban de «loco» con su idea de creación de un Banco de Antídotos que era visto como una utopía, sueño o quimera de un bombero maracucho.

«Empecé a luchar y luchar. El presidente de la Cruz Roja me llevó a las reuniones que se hacían por la tragedia. En esa época estaban el gobernador Laya; Esqueda Torres, ministro de la Defensa; Ángel Rangel, presidente de Defensa Civil y Miriam Quera de Peña, directora de Fauna Silvestre del Ministerio del Ambiente. Todas esas autoridades dijeron que eso era una locura».

Tremendo susto

Convencido que era imposible que lo que pudiera pasar sólo lo veía él, tuvo la idea de irse un día muy temprano a las puertas del periódico *ULTIMAS NOTICIAS* donde lo atendió uno de los jefes, José Campos Suárez. 

En un saco metió una serpiente de Cascabel y la colocó en el sitio de ingreso al diario. Nadie entraba o salía. Llegó la policía, bomberos y otras autoridades por el reporte de la novedad. El título de abrir el periódico ese día decía *LA GUAIRA CUNDIDA DE SERPIENTES* que llamó la atención del país y más allá de nuestras fronteras. 

 -¿Y los periodistas no podían entrar? 

-» ¿Qué co…. iban a pasar con esa culebra ahí. Ellas se quedan tranquilas, no así La Mapanare que busca a morder. Tenía esa Cascabel que me habían llevado los bomberos de Caracas para liberarla, porque era un delito cargar una serpiente.

 -¿Usted hizo esa maldad consciente que podía ir preso? 

-Ajá, pero como me iban a buscar si todo estaba destruido. No podías pasar de aquí para allá, sólo en helicóptero. Nadie sabía.

 -¿Qué pasó después? 

«Me mandaron suero de Brasil. La embajada de Costa Rica también y siempre cada cuatro meses me enviaban. La Fundación Polar ayudaba a adquirir sueros antiofídicos de la UCV. Hice allá un Banco de Sueros en la sede de los Bomberos Marinos de la Guaira como un centro de acopio».

El Mayor (B) Luis José Contreras será sometido próximamente a una cirugía por artrosis de cadera. Agradece a la Gobernación del Zulia la atención de su caso y a la Alcaldía de Maracaibo la donación de medicamentos para curarse una fuerte afección urinaria. (Foto: Euclides Molleda)

Adelantándose a lo peor ese centro organizado de acopio iba a permitir actuar rápido para atender mordeduras a mucha gente que regresó a la zona del desastre de 1.999, a sus casas o posesiones. Contreras pensó que iba a haber muchas mordeduras como en efecto pasó.

«Hubo», asegura, «bastante, fueron titulares. Entre el 2.000 y 2.001 en época de aparición de las serpientes hubo muchas mordeduras. Yo luchaba para que los casos los atendieran en Vargas, porque los pacientes que habían los mandaban para Coche y el problema y con la mordedura de bothros –Cascabel, Mapanare, Tigra Mariposa o Guayacán– no era la distancia, sino la coagulación de la sangre que era alterada.

«Hay una descuagulisación en el cuerpo humano por las proteínas de la serpiente que baja la febrina. Si colocamos una persona mordida en una ambulancia y la subimos –hasta Caracas– la vamos a reventar más. Había primero que tratarla con el suero antiofídico y luego trasladarla. La información es muy importante, no es un protocolo, porque la serpiente muchas veces produce una clínica muy diferente en cada paciente.

 -¿Después de Vargas?

Superados los peores momentos de la crisis por las mordeduras de serpientes en Vargas, el Mayor (B) Luis José Contreras saltó a la notoriedad, –convirtiéndose en un Ángel de la Guarda terrenal–, cuando empezó a recibir llamadas de cualquiera lugar del país o de la vecina Colombia, solicitándosele el suero milagroso que llevó a cada sitio que permitió salvar la vida de niños, hombres, mujeree, jóvenes y ancianos.

Durante años hizo uso de cualquier medio de transporte. En colas o pagando de su bolsillo el pasaje para llevar el medicamento sin importar la distancia. En la cabecera del Puente Sobre el Lago de Maracaibo, la Guardia Nacional le cuadraba la cola en un gesto solidario de una noble misión de vida.

Llegaba al más remoto hospital o centro de salud de nuestra nación esperado por médicos, enfermeras y familiares de uno de tantos pacientes mordidos por una serpiente venenosa o afectado por la picadura de araña o escorpión. Era esperado como el redentor de uniforme azul.

«La primera llamada fue de Cumaná donde un estudiante universitario lo mordió una Cascabel. Ese suero se envió con los Bomberos Aeronáuticos de Maiquetía y se salvó. Al poco tiempo llamaron de Barquisimeto y después de Mérida, pero allí los sueros se perdieron. No se supo adonde llegaron», recuerda.

«Entonces», agrega, «comencé a llevarlos yo mismo. Un coronel me recomendó «llévelos usted mismo». ¿Bueno y cómo hago?. Los llevaba pidiendo colas y colas. Así he recorrido toda Venezuela y Colombia donde también iba a buscar sueros y a hacer estudios de las serpientes».

Escasez mundial de sueros

En el año 2.011 el Mayor (B) Luis José Contreras pide cambio a Maracaibo donde queda incorporado en los Bomberos Marinos. La situación económica lo obliga a estirar su presupuesto que no alcanzaba para pagar pasajes, comida y otros gastos diarios en el área metropolitana de Caracas.

Afirma que en la actualidad existe una escasez mundial de sueros antiofídicos debido a que a las grandes farmacéuticas no les es «rentable» su producción, lo cual preocupa, pero en el caso venezolano, sigue consiguiéndose, por ejemplo, a través del laboratorio Biotefar de la UCV o de la donación de ONG no gubernamentales. 

Dice que las grandes farmacéuticas prefieren desarrollar la línea de cosméticos de donde obtienen el 30 por ciento del veneno que les arroja dividendos. «La industria mundial no lo hace porque no es rentable. En la Universidad del Zulia había un proyecto de elaboración de suero antiofídico, Bioreptilia, que iba a producir hasta suero de Coral que no existe en el país. Era un proyecto de la Facultad de Veterinaria que estuvo funcionando hasta el 2.016» 

Cree que la legislación venezolana debe discutir la creación de una Ley que exhorte, recomiende y obligue a los dueños de fincas, haciendas, granjas o cualquier tipo de unidad de producción, a tener en sus predios kit de suero antiofídico que permita atender a cualquier trabajador en lo inmediato, antes de ser trasladado a un centro de salud. El factor tiempo no debe vulnerarse.

 No debe desaparecer 

El Mayor (B) Luis José Contreras sabe el significado de la expresión del francés Omer Marie Gabriel Monnet (+), a quien se le acuña la frase que dice _*»los hombres pasan, pero las instituciones quedan».*_ 

En su caso la continuidad de un trabajo, su pasión, podría verse interrumpido o desaparecer, porque el Estado venezolano a través del Ministerio del Poder Popular de Interior, Justicia y Paz, también alcaldías, gobernaciones, Protección Civil o universidades, no tienen planes para preparar a efectivos bomberiles, dedicados, exclusivamente, a atender el tema de las mordeduras o picaduras de serpientes, arañas o escorpiones. 

El Mayor (B) Luis José Contreras es del criterio que debe crearse una unidad especial bomberil por municipio, integrada por dos o tres bomberos –eso lo dirá la planificación– dotados de suero antiofidicos, herramientas de trabajos y una unidad de traslado de exclusivo uso y bien acondicionada para atender las zonas rurales del país. 

La preparación básica, elemental de ese equipo, estaría a cargo de expertos de nuestras universidades donde sobra el talento, ministerios del área, destacados ofidíologos y figuras expertas que le asignan mucha importancia a la atención de pacientes víctimas de mordeduras y picaduras de serpientes, arañas y escorpiones, muy recurrente todo el año en el campo venezolano.

En una pared de su casa mostró al periodista sólo algunos de decenas de recortes de periódicos que reseñan su orientación o actuación de salvar vidas a lo largo de años. (Foto: Euclides Molleda).

A sus 70 años es un pensionado que a cambio de una destacada trayectoria de héroe anónimo por años, hoy tiene que pedir hasta las medicinas cuando le toca restablecerse de alguna afección. El presidente del Instituto Nacional de Espacios Acuáticos, INEA, contra almirante (Ar.) Germán Eduardo Gómez Lares, debería investigar a profundidad la hoja de servicios de Contreras quien ha enaltecido a ese organismo en su tiempo del servicio activo.

El Mayor (B) Luis José Contreras tiene la aspiración y confianza que en el INEA evalúen su trayectoria de servidor público y le concedan una *»* *AYUDA HUMANITARIA PERMANENTE»* para adquirir alimentos, medicamentos y cancelar consultas y exámenes de laboratorio que a su edad no llegan solos, sino con los achaques de la tercera edad. 

Ojalá, –creo no equivocarme que sea también el sentir de la ciudadanía–, que a éste destacado servidor público le sea reconocida, valorada y estimada su contribución en la dilatada tarea de salvar vidas a lo largo de su carrera profesional. 

Que pueda disfrutar del _reposo del guerrero_ en su retiro, regresando con energía renovada a la batalla de continuar llevando el suero milagroso a tiempo a cualquier lugar de Venezuela, que hace del Mayor (B) Luis José Contreras *Gente Que Hace Grande la Historia del Zulia.* 

Texto: José Aranguibel Carrasco

CNP-5.003

Fotos: Euclides Molleda

CRGV-1.016

Hender «Vivo» González