En la historia de Venezuela, pocos nombres evocan tanta veneración popular y respeto profesional como el del Dr. José Gregorio Hernández Cisneros (1864-1919). Su vida fue una singular amalgama de ciencia moderna y fe inquebrantable que se potenciaron mutuamente. Este compromiso dual no solo le permitió modernizar la medicina venezolana, sino que también sembró una devoción popular que ha trascendido fronteras.
De Isnotú a Caracas: Formación y vocación
Nacido el 26 de octubre de 1864 en Isnotú, un pequeño pueblo en el estado Trujillo, José Gregorio fue el mayor de seis hermanos tras el fallecimiento prematuro de la primogénita. La influencia de su madre, Josefa Antonia Cisneros, fue fundamental, impartiéndole las primeras lecciones de fe. Tras su muerte cuando él tenía casi ocho años, su tía paterna, María Luisa, asumió el rol de madre. Creció en un ambiente de profundos valores humano-cristianos que moldearon su personalidad.
A los trece años emprendió un viaje a Caracas para estudiar el bachillerato en el afamado Colegio Villegas. Posteriormente, se graduó con excelentes calificaciones en Medicina en la Universidad Central de Venezuela (UCV) el 29 de junio de 1888. A pesar de las oportunidades en la capital, su convicción lo llevó de vuelta a su región natal, Los Andes, donde la pobreza era palpable, ejerciendo la medicina en Trujillo, Mérida y Táchira por varios meses.

El Promotor de la Medicina Moderna en Venezuela
Un giro decisivo en su vida profesional ocurrió cuando fue recomendado al entonces presidente Juan Pablo Rojas Paúl. Esto le permitió viajar becado a París para completar sus estudios, con la misión de traer adelantos científicos al país.
José Gregorio Hernández no solo regresó como un galeno actualizado, sino que trajo consigo el primer laboratorio científico a Venezuela. Se dedicó apasionadamente a la docencia universitaria y a una dilatada práctica médica, destacándose por su labor clínica e investigadora. Sus escritos incluyen un libro de bacteriología y otro de filosofía. Además de español, hablaba fluidamente francés, alemán, inglés e italiano, y era reconocido por su cultura, habilidades para la música y su faceta de filósofo.
A pesar de atender a presidentes y personalidades destacadas, su trato siempre fue el mismo para todos. Su generosidad, especialmente con los de bajos recursos, le valió el apelativo, que se difundiría post mortem, de «el médico de los pobres».

Un final inesperado y una devoción creciente
El domingo 29 de junio de 1919, tras cumplir con sus deberes religiosos y profesionales, el Dr. José Gregorio Hernández murió trágicamente. Fue atropellado por un vehículo en la esquina de Amadores, en La Pastora, Caracas. Un golpe seco contra la acera le ocasionó una fractura de cráneo que puso fin a su vida.
La noticia conmocionó a la sociedad venezolana, y sus exequias congregaron a decenas de miles de personas. Tras su muerte, la devoción popular a su figura se disparó en todos los estratos sociales. Su imagen, vestido de traje oscuro, sombrero negro o con su típica bata blanca, se convirtió en un ícono de fe y sanación en los hogares venezolanos y en otros países. Lamentablemente, esta veneración popular también ha sido, en ocasiones, distorsionada por rituales de magia popular.

El camino a los altares: El milagro de Yaxury Solórzano
La admiración por el «médico de los pobres» se tradujo en un largo proceso eclesiástico hacia la santidad.
- Beatificación (2021): El Papa Francisco reconoció como milagro la curación de Yaxury Solórzano Ortega, una niña de 10 años que en 2015 recibió un impacto de bala en la cabeza durante un asalto. A pesar de los pronósticos médicos «desalentadores» y la posibilidad de graves secuelas neurológicas, Yaxury se recuperó por completo y sin afectaciones a los 10 días de la cirugía. El neurocirujano a cargo lo calificó de «prácticamente un milagro». La fe de la madre, que invocó la intercesión de José Gregorio Hernández, fue clave para la certificación del milagro por el Vaticano.
- Canonización (19 de octubre de 2025): El Dr. José Gregorio Hernández será finalmente canonizado por el Papa León XIV, con la ceremonia formal prevista para el 19 de octubre de 2025 en la Plaza de San Pedro, en El Vaticano.
San José Gregorio Hernández Cisneros se presenta hoy como un modelo de vida que integra la ciencia y la santidad, con un legado de servicio, formación y profunda espiritualidad para el bien común.
Carla Martínez / Noticias Barquisimeto