Crónica de un secuestro: La Flotilla Global Sumud con ayuda humanitaria a Gaza sometida a la violencia sionista

Entre los detenidos hay periodistas, médicos, abogados y otros trabajadores humanitarios. Los relatos apuntan a que se impidió el ejercicio de funciones humanitarias y de documentación.

La Flotilla Global Sumud, convoy humanitario de 45 embarcaciones con alimentos, medicinas y activistas de 47 países, fue asaltada la víspera por la Armada israelí. Según el balance de la propia misión y el Centro Legal para los Derechos de las Minorías Árabes en Israel (Adalah)443 personas fueron detenidas, decenas de barcos fueron conducidos al puerto de Ashdod y muchos participantes permanecen incomunicados, irregularidades que se suman a una larga cadena de violaciones de sus DD.HH.

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La agresión de la ocupación comenzó temprano. Apenas zarparon rumbo a Gaza, los integrantes de la Flotilla Global Sumud fueron sistemáticamente criminalizados a través de medios y redes sociales. El propósito de tal linchamiento fue vincularlos con el movimiento palestino Hamás y catalogarlos como terroristas, lo cual justificaría la intercepción de los activistas de conocido pacifismo en aguas internacionales por soldados fuertemente armados y una flota de guerra con asistencia de drones de ataque.

A lo interno, la propaganda no se detuvo, y este jueves alcanzó su máxima expresión con las declaraciones del ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, quien exigió al Gobierno dar a los activistas el tratamiento de terroristas y encarcelarlos durante meses en prisiones de máxima seguridad conocidas por su historial de abusos contra palestinos secuestrados.

Asalto en aguas internacionales a una misión humanitaria

Las embarcaciones de la flotilla se encontraron con una barrera flotante dispuesta por la Armada israelí. Los organizadores describen una maniobra de contención en aguas internacionales: redes y barreras en forma de “cadena” que impidieron la navegación y aislaron a varios barcos del resto del convoy. Las fuentes de la flotilla sostienen que esa imposición del espacio de navegación se hizo sin notificación previa ni base jurídica pública.

El hecho de que sean aguas internacionales no es menor, dado que la mayoría de las interceptaciones se dieron antes de ingresar a aguas palestinas. En tanto, el asedio israelí estableció una zona de exclusión más allá de las 100 millas náuticas, y ese límite no fue superado por los buques militares de España, Italia y Türkiye que escoltaban a la flotilla, dejándola a su suerte.

Durante los abordajes, los participantes relatan una interrupción sistemática de señales satelitales y de telefonía. Testimonios recabados por la misión indican que las embarcaciones sufrieron bloqueo de transmisiones, cortes de conexión a Internet y fallos en equipos de rastreo, lo que dejó a barcos y periodistas sin capacidad de enviar información en tiempo real sobre su situación.

Desde Adalah denunciaron que esa oscuridad comunicacional fue usada para limitar la visibilidad pública del asalto armado.

Intimidación y secuestro

Integrantes de la flotilla cuentan que la Armada israelí empleó cañones de agua a alta presión para derribar y desestabilizar a las personas en cubierta, y que además arrojó aguas residuales malolientes —conocidos en otros contextos como skunk water— con el propósito de dispersar, desmoralizar y forzar la rendición. Los relatos describen esos agentes como parte de una escalada no letal dirigida a intimidar y a someter físicamente a los ocupantes antes del abordaje.

Tras la fase de intimidación, las fuerzas israelíes procedieron al abordaje de múltiples botes. Según los detenidos, los comandos de asalto irrumpieron a bordo con herramientas y armas de dotación, los instaron a alzar las manos —cual si fueran criminales—, requirieron y en algunos casos confiscaron dispositivos personales —teléfonos y equipos de comunicación— y realizaron registros de tripulaciones y pertenencias.

Organizaciones que representan a los detenidos y los propios tripulantes denuncian que ese registro incluyó la privación temporal del derecho a comunicarse con abogados y familiares.

A continuación, centenares de participantes fueron trasladados por la fuerza a un gran buque militar, identificado por la misión como el MSC Johannesburg, donde permanecieron incomunicados durante el traslado a puertos en los territorios palestinos ocupados.

Adalah informó que los abogados recibieron información mínima y que no se pudo confirmar el estado de salud ni la ubicación exacta de los detenidos durante horas.

Posteriormente, más de 40 embarcaciones fueron remolcadas o escoltadas hacia Ashdod, en los territorios ocupados por la entidad sionista. No ha trascendido qué suerte corrió la carga humanitaria que miles de activistas donaron para la población gazatí. En anteriores misiones de esta naturaleza, Israel la confiscó, de ahí la reticencia de la Flotilla Sumud de entregarla a terceros, pues conoce que la entidad sionista nunca la ha entregado a Gaza.

???????? | El ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben-Gvir, visitó a los activistas detenidos de la Flotilla Global Sumud y los calificó de “terroristas” y “partidarios de asesinos”, acusándolos de apoyar a Gaza.pic.twitter.com/kfdxt2T6a8— Alerta News 24 (@AlertaNews24) October 3, 2025

Secuestrados, sin comunicación ni asistencia legal

Adalah y la propia flotilla denunciaron que las personas detenidas no recibieron acceso inmediato a asistencia jurídica y que las autoridades planificaron procedimientos de deportación tras la detención. La organización apuntó que las autoridades sugirieron mantener a los voluntarios en detención prolongada, y centenares de ellos fueron una prisión de máxima seguridad.

Entre los detenidos hay periodistas, médicos, abogados y otros trabajadores humanitarios. Los relatos apuntan a que se impidió el ejercicio de funciones humanitarias y de documentación: equipos médicos desarmados y personal de prensa fueron separados, sus materiales incautados o inutilizados por bloqueos técnicos, lo que según la flotilla agrava la crisis de información y atención sanitaria en Gaza.

Las organizaciones que representan a los voluntarios y los propios organizadores han calificado la operación como “ilegal” y, en términos rotundos, como “crimen de guerra” por la interceptación en aguas internacionales y por la privación de la libertad y la comunicación de civiles que portaban ayuda humanitaria.

Adalah subraya que la práctica de interceptar buques humanitarios fuera de la jurisdicción nacional vulnera normas del derecho marítimo y del derecho internacional humanitario; la flotilla exige además transparencia sobre el paradero, el estado de salud y el acceso a asesoría legal de todas las personas detenidas.

Desde la Flotilla Global Sumud y sus defensores se reclama la intervención inmediata de Gobiernos y organismos internacionales para obtener información sobre los detenidos, garantizar su seguridad y exigir su liberación o, en su defecto, un debido proceso con acceso a abogados.

Los abogados que actúan en representación de la misión han pedido a las autoridades israelíes que faciliten el contacto con las personas retenidas y permitan la asistencia consular de los países de nacionalidad.

Además del efecto inmediato sobre los voluntarios, el operativo constriñe la llegada de ayuda a Gaza en un contexto de escasez de alimentos, medicinas y suministros críticos.

La interrupción de rutas humanitarias y la detención de activistas y periodistas limita la visibilidad internacional de lo que ocurre en el enclave y eleva la tensión diplomática en torno al bloqueo marítimo y a la gestión de la ayuda.

Hender «Vivo» González

Con información de Telesur