Minería en Bolivia deja una crisis de contaminación de mercurio

Un reciente estudio piloto, realizado por universidades de Bolivia y Colombia, ha revelado una grave crisis sanitaria en la Amazonía boliviana: una altísima contaminación por mercurio entre las mujeres indígenas de las comunidades ribereñas de los ríos Beni y Madre de Dios.

El hallazgo es alarmante: según el especialista Jesús Olivero Verbel, médico investigador de la Universidad de Cartagena, más del 90% de las mujeres evaluadas presentan niveles de mercurio que exceden las recomendaciones internacionales de seguridad. Esto sugiere un impacto determinante y urgente de este contaminante en su bienestar.

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La principal fuente de esta contaminación es el uso masivo e indiscriminado de mercurio por parte de cientos de mineros que explotan el oro a lo largo de las riberas.

Este metal pesado ha contaminado no solo el agua, sino también los peces, que son la base de la dieta de estos pueblos, y, consecuentemente, a los humanos. Las concentraciones detectadas en los peces son estremecedoras, alcanzando hasta 20 partes por millón (ppm), un nivel 20 veces superior al límite máximo recomendado de 1 ppm.

Esta bioacumulación en la cadena alimentaria, que concentra el metal especialmente en los peces carnívoros, ha tenido un impacto directo en la salud de las mujeres: sus glóbulos rojos son significativamente inferiores al promedio normal y presentan menor concentración de hemoglobina.

Si bien esto podría sugerir un déficit de hierro, la contaminación por mercurio sigue siendo el foco principal de la investigación.

Minería ilegal y un poder «intocable»

La búsqueda de soluciones se ha topado con una realidad compleja. La Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) de La Paz propuso a los mineros adoptar tecnologías que no utilizan mercurio, las cuales incluso podrían elevar su rendimiento, pero la propuesta fue rechazada.

Se denuncia que el sector minero, impulsado por riquezas monetarias gigantescas, se ha convertido en un poder «prácticamente intocable» en el país. Se estima, además, que más del 80% de estos mineros operan de forma ilegal. Ante la dificultad de detener la contaminación en su origen, los investigadores sugieren, al menos, un cambio en la dieta de los pueblos indígenas, incentivando el consumo de pescados herbívoros menos propensos a acumular mercurio, mientras los ríos Beni y Madre de Dios continúan vertiendo su carga tóxica hacia el gigante Amazonas.

Por: Edwin «Sports» Hevia

Con información de Telesur